Lilith abrió los ojos en el interior de una pequeña habitación, después de una hora en el cuarto de interrogación sin que alguien fuera a verla, la llevaron a ese cuarto y le dejaron el desayuno sobre una mesa. No había barrotes, pero tampoco podía irse libremente, Harret estaba en lo cierto, la directora Lacroix no la dejaría ir. – Lilith Bonel. Escuchar su nombre dicho de esa forma, fue extraño. – Te llevaremos al cuarto de eliminación. Lilith se levantó, no tenía su celular, tampoco su mochila ni la chaqueta que usó por la noche, no sabía de su familia y estaba sintiéndose muy perdida. Siguió a la mujer que la llamó y caminó por un pasillo estrecho hasta un cuarto. Todo se veía demasiado oscuro, las luces tenían filtros de colores que no la dejaban ver, pero el problema no eran la

