Dereck llegó temprano y saludó a la maestra, un momento después, su pequeña Beatriz, de cuatro años, salió corriendo con una mochila en la espalda y los brazos extendidos. – Aquí está mi princesa – la abrazó – ¿te divertiste hoy? – Mucho – respondió Beatriz – papá, ¿los magos esisten? Fue una pregunta que lo tomó totalmente por sorpresa – claro que existen los magos, ¿recuerdas cuando fuimos al circo?, había un mago. – Ay, papá – exclamó Beatriz y puso la mano sobre su frente para demostrar su frustración – abo de los maggos. – ¿Y de qué estoy hablando yo? Beatriz se enojó y volteó la cabeza con indignación. – De acuerdo, demasiada televisión para ti jovencita – dijo Dereck y la llevó al coche – vamos a ir a casa, y hablaremos sobre tu horario de televisión, estoy hablando en serio.