– Mamá, dile a papá que se vaya un momento a la cocina – dijo Lilith en el mensaje de la mañana siguiente – papá, sé que sigues ahí, no hablaré hasta que te vayas, es algo privado, entre mamá y yo – insistió y esperó un momento – mamá, sé que me contaste la historia de cómo conociste a papá muchas veces, pero – se mordió el labio – ¿cómo supiste que era el indicado? Terminó el mensaje. Esa tarde Brenda respiró profundamente, no esperaba que sucediera tan rápido, su hija era apenas una niña y las relaciones, eran complicadas. – En mi caso, fueron sus ojos, lo miré de lejos, al otro lado del salón con el cabello mal acomodado, una camisa blanca y el cuello torcido, me pareció tan lindo, tan desaliñado y de repente me miró, supe que quería pasar el resto de mi vida siendo mirada por ese he

