El celular de Lilith fue el primer en sonar, después fue el de Percival, con todo el ruido fue imposible seguir durmiendo, Lilith se giró para mirar el techo de la habitación y se estiró para encender la lámpara de su lado de la cama, eran las ocho y tenía tres llamadas perdidas – tengo que atender esto – buscó la sudadera que se puso la noche anterior. Percival también se levantó, su celular sonó y miró el nombre en la pantalla – ¿qué sucede? Ofelia caminaba por el aeropuerto – me avisaron que cancelaste la reservación en el hotel Damira, pero no regresaste y no respondías, ¿estás bien?, ¿dónde estás? – Tomé en cuenta lo que me dijiste y me alojé en otro hotel. – Bien – dijo Ofelia sintiéndose más relajada – iré a la embajada, seguiremos con la investigación desde allá, sí necesitas a