Le ruego con la mirada, mi padre tiene una expresión de preocupación en sus ojos, pidiendo que me conceda esta petición, que me apoye en esto, él niega con la cabeza; quiere discutir conmigo, felizmente alguien entra a la habitación y al poco rato, encargándome con Valeria, desaparece de mala gana de la misma. — Ahora que estamos solas sí me dirás, ¿qué fue todo eso? — ¿Acaso creía que estaba fingiendo? — Por un momento creí que realmente querías irte del castillo. No le respondí absolutamente nada, tenía más dudas que respuestas, aun me sentía mareada por tantos recuerdos de aquel monstruoso sueño y no sabía, ciertamente, en quien confiar. ¿Cómo sabía que podía confiar en ella? Estaba aterrada tratando de controlarme a mí misma para poder pensar claramente. Así que me obligué a resp