CAPÍTULO 23: La propuesta

2059 Palabras
( Valle) El rato de silencio hace que Francisco insista. ⎯ ¿Valle? ⎯ No, no, no lo deje subir. En unos minutos bajo ⎯ le pido y después cuelgo. Tomo las llaves del departamento y salgo hacia el elevador. Mientras bajo, voy escribiéndole un mensaje a Diego, para saber si en verdad él le llamó sin mi permiso y que por eso me espera en el lobby. Lo envío, y entonces las puertas se abren para verlo parado ahí, con una enorme sonrisa, y vestido de una forma tan sugerente que no sé cómo describir, solo que a pesar de la ropa de invierno, puedo ver su trabajado cuerpo. Me río porque me acuerdo que ese conjunto también lo viste Diego y que yo se lo he quitado muchas veces, la última vez sobre el sofá. ⎯ Valle Sandoval ⎯ me dice sonriente ⎯ tu guardaespaldas no me dejaba subir a pesar de que vengo recomendado por tu esposo. ⎯ Francisco no es mi guardaespaldas, es mi amigo, y él sabe las reglas, ¿cierto? ⎯ volteo a verle y Francisco asiente con la cabeza. ⎯ Nadie sube sin mi permiso. ⎯ ¡Ah! ⎯ dice y se me acerca un poco más ⎯ ¿miedo a que pase algo? ⎯ me murmura. ⎯ No, porque nunca pasará nada, ¿ves esas personas que están allá del otro lado de la calle? ⎯ le señalo con la mano. ⎯ Sí ⎯ me dice atento. ⎯ Son fotógrafos, me siguen a donde voy, una foto en el momento exacto podría provocar un gran problema. ⎯ ¡Vaya! Sí que eres prevenida. ⎯ Más que prevenida, consciente, no estoy casada con cualquier persona. Ahora, ¿me podrías decir qué haces aquí? ⎯ Vengo por ti ⎯ dice tranquilo ⎯ tenemos un desayuno de negocios. ⎯ No hay ningún desayuno de negocios ⎯ respondo incrédula ⎯ así que muchas gracias, lo siento por hacerte venir hasta acá. Hasta luego. Camino de nuevo hacia el elevador cuando mi móvil suena, al ver en la pantalla Ibiza, abro el mensaje. IBIZA SI CORAZÓN, FUI YO. TE AMO Puff, pienso para mí misma y me volteo de nuevo. Salvatierra lanza una pequeña risa. ⎯ ¿Entonces?, ¿desayuno? ⎯ pregunta de una manera muy sexi. ⎯No tienes que pagar nada Valle, yo te invito ⎯ presume. Suspiro, sé que le prometí a Diego que lo intentaría y vería las opciones, pero nunca pensé que él mismo me empujaría tan rápido. ⎯ Está bien, pero solo un desayuno rápido porque tengo bastantes cosas que hacer. ⎯ Como tú digas Valle Sandoval ⎯ me dice mientras se pone de nuevo las gafas de sol. ⎯ Únicamente, subo por mis cosas y regreso en unos minutos. ⎯ Aquí te espero, no me dejes tanto tiempo o te juro que perderé el "interés"⎯ y al decir lo último se ríe. Le sonrío y subo de regreso. Sin embargo, no puedo dejar de pensar en lo que vi en f*******:, que me mantiene inquieta. "Nunca olvides que llegamos juntas hasta aquí, y que juntas nos iremos", pero si María José se fue ¿Por qué Sam no lo hizo? *** Momentos después, bajo una vez más al lobby, lista para irme con Salvatierra. Ambos subimos a la elegante camioneta que maneja, una Land Rover del año. Cuando nos encontramos solos él me ve de frente y me sonríe y no puedo evitar sonrojarme. Sí, está claro que él es muy guapo y que su presencia y actitud coqueta incita a pensar muchas cosas. Pero necesito dejarle claro que estoy casada y que no puede seguir insistiendo como lo ha hecho hasta ahora. ⎯ ¿Siempre eres así de paranoica? ⎯ comenta, mientras maneja. ⎯ No, pero ya te dije que no estoy casada con cualquier persona, y no quiero que se hagan chismes, sobre todo si está lejos de mi departamento. ⎯ ¿Quieres decir que D'Angelo no está? ⎯ y sonríe. ⎯ Si sabes que solo acepté porque él me confirmó que habló contigo, no porque yo quiera ⎯ le respondo firme. Salvatierra sonríe sensual, no sé si así siempre lo ha hecho o conmigo lo hace de tal manera.⎯ Yo solo sé que el destino dice que debemos estar juntos, ¿cómo?, no sé, pero me encantará averiguarlo Valle Sandoval. Desde que sé tu nombre no he dejado de pronunciarlo y me gusta. ⎯ ¿Y siempre eres así? ⎯ pregunto. ⎯ ¿Así cómo? ⎯ inquiere. ⎯ Seductor, egocéntrico, seguro... ⎯ ¿Desde cuñando la seguridad es un defecto? ⎯ inquiere. ⎯ Nunca dije que eran defectos. ¿Hay alguna mujer que no haya caído a tus encantos? ⎯ pregunto directa. ⎯ Hasta ahora no, espero que siga así mi racha de buena suerte, Valle Sandoval. Me quedo callada y de pronto me viene a la mente Diego. Hemos pasado mucho tiempo separados desde que llegué a Mendoza y aunque no lo quiera admitir, eso me está empezando a pesar y mucho. ⎯ Llegamos ⎯ me indica mientras nos estacionamos en frente de un restaurante bastante elegante. Me bajo del auto y de inmediato, puedo sentir las miradas de las chicas observando a Salvatierra y algunas sonriéndole. Estoy acostumbrada a esto con Diego, pero lo que más me llama la atención es que Salvatierra lo disfruta mucho más, como si en realidad le gustara. Así entramos y veo cómo las miradas se posan sobre mí. ⎯ ¿Tu paranoia y tú pueden sentarse junto al ventanal? ⎯ dice divertido. ⎯ Solo sentémonos donde quieras ⎯ y lo sigo a una mesa justo al lado del ventanal. ⎯ Este es mi lugar favorito ⎯ me explica innecesariamente y yo sonrío. ⎯ Eso le has dicho a todos tus restaurantes ⎯ respondo. ⎯ No, solamente a los que me interesan. Con esa respuesta sospecho que Salvatierra y yo somos más parecidos de lo que creo y confieso que eso me da un poco de miedo, porque eso puede salir o muy bien o muy mal en esta "relación". Después de que el mesero nos da la carta y nos sirve café, él me ve indicando que ya podemos hablar. ⎯ ¿Le dijiste a D'Angelo tu nombre por primera vez?, lo hiciste sufrir como a mí ⎯ empieza. ⎯ Lo que pasó, pase, y pasará, entre D'Angelo y yo no es de tu incumbencia, mejor dime para qué me trajiste aquí ⎯ digo directa. Él sonríe y luego toma un sorbo de café ⎯ Ya entiendo por qué tienes dos restaurantes exitosos, Chef Sandoval ⎯ y al decir mi nombre se muerde el labio inferior. ⎯ ¿Me investigaste? ⎯ pregunto. ⎯ ¿Tú no lo hiciste contigo? ⎯ debate. ⎯ Primero tú ⎯ contesto. ⎯ Sé que eres México – Americana, que tienes un restaurante en San Diego que salió en el ranking de uno de los mejores de comida mexicana. Que acabas de abrir un en Nueva York que ha despuntado increíblemente. Sé que ganaste un concurso que te dio una pasantía en la misma ciudad y que tomaste una Master Class con Jaime Oliver en México. Lo observo atenta y me río ⎯ ¿Eso es todo? ⎯ Sé que estás casada con Diego D'Angelo y mi mente aún no capta cómo es que sus mundos se cruzaron si no tienen nada que ver uno con el otro. ⎯ Destino supongo ⎯ contesto. ⎯ Una explicación muy vaga ⎯ me dice. ⎯ Tú mismo crees en el destino Salvatierra, me lo acabas de decir, no puedes pensar que lo mío con Diego es una tontería, pero que me hayas encontrado es destino. Parece que mi respuesta la agrada porque me ve y luego dibuja una leve sonrisa ⎯ ¿Qué averiguaste sobre mí? ⎯ pregunta. ⎯ Además de todo lo esencial, sé que te dedicas a la industria restaurantera, eres mitad español, mirad argentino y viajas seguido para allá. Sé que tienes un hermano menor que se llama Oscar Salvatierra el cual tiene un restaurante de comida mexicana cerca de la Puerta del Sol, en Madrid y que no está en una muy buena posición, ¿regalo de graduación quizás?, ⎯ pregunto y él se ahoga con el trago de café ⎯ también que estás incursionando en la industria del vino. Diego y yo fuimos, lo probamos. ⎯ ¿y? ⎯ pregunta. ⎯ A mí me pareció bien, pero el experto es mi marido ⎯ comento ⎯ pero si puedo hablar sobre el restaurante de tu hermano, fui a comer hace tiempo, en mi primer viaje a España. ⎯ ¿Y? ⎯ Diría que le falta mucho, pero en verdad le falta todo ⎯ respondo y su semblante cambia de inmediato. ⎯ ¿Entonces?, ¿te burlarás de mi hermano en mi cara? ⎯ contesta. ⎯ No, vengo a proponerte algo, y créeme, es mucho mejor de lo que tú me ibas a proponer a mí ⎯ contesto. ⎯ ¿Cómo lo sabes? ⎯ me dice sensual. ⎯ Porque mi experiencia con dos restaurantes me da la confianza de decirlo, y porque he tratado toda mi vida con gente como tú. ⎯ ¡¿Gente como yo?! ⎯ responde divertido ⎯ ¿cómo es eso Una Sandoval? ⎯ Eres de los típicos que abren restaurantes a lo loco sin ver si a la gente les gustan o no. Te fijas en lo exterior, pero no en lo interior, no te importa si el chef es bueno o malo, únicamente quieres generar dinero y puede que te convierta en el empresario más cotizado, pero tu legado no durará mucho ⎯ contesto y él se pone serio. Tal vez fui muy dura con Salvatierra, pero no puedo permitir que con su sensual sonrisa y su personalidad arrebatadora quiera verme la cara y proponerme un restaurante sin gracia. Él recarga sus codos sobre la mesa y me mira ⎯ ¿qué me propones? ⎯ pregunta. ⎯ Voy a ayudar a tu hermano a que mejore su toque. Sé que tiene planes de abrir un restaurante aquí, ¿no es cierto? ⎯ menciono y él arquea las cejas.⎯ Hablé con él el día que comí ahí, me agradó y me gusta que él, a diferencia de ti, tiene la esencia y el corazón por la comida, solo que no tiene la experiencia. ⎯ ¿Entonces serás la chef del restaurante de mi hermano? ⎯ me pregunta. ⎯ No, seré una asesora externa que le ayudará a mejorar sus recetas y sobre todo, la sazón. Él se recarga sobre el respaldo de la silla y cruza sus brazos a la altura de su pecho. ⎯ Interesante ¿Y de cuánto sería tu paga? Porque una chef como tu casada con una celebridad debe cobrar mucho. ⎯ No, mi paga será diferente. ⎯ ¡Ah sí! ⎯ dice riéndose. ⎯ Sí, me vas a pagar con tu experiencia en los negocios restauranteros aquí. Me hago asesora de tu hermano, le ayudo, mientras yo observo el movimiento de los negocios, al final, decido si abro una Casa Sandoval y nos hacemos socios, ¿te parece? ⎯ Y ¿dónde serían estas asesorías? ⎯ me reta ⎯ no pueden ser en el restaurante, todos lo notarían. ⎯ No, serán en tu cocina ⎯ y él me ve sorprendido. ⎯ ¿En mi cocina? ⎯ Sí, parece que eres el tipo de hombre con una cocina enorme en su casa, ¿no cierto?⎯ aseguro. ⎯ Bueno, sí, pero... ⎯ Yo no puedo hacerlo en el restaurante porque no puedo trabajar aún y lo metería en problemas, así que debe ser algo más normal. ⎯ Y¿D'Angelo te dejará? ⎯ pregunta curioso. ⎯ Yo me encargo de mi esposo, tú encárgate de tu hermano. ⎯ ¿Si lo logro serás mi socia? ⎯ pregunta. ⎯ Primero seré socia de tu hermano, luego vemos ⎯ sentencio. ⎯ Para ser alguien tan paranoica, eres muy buena en los negocios ⎯ bromea. ⎯ No tiene nada que ver eso con esto. Aunque tal vez la paranoia me llevó a tener éxito en mis restaurantes. Tal vez deba hacer a tu hermano un poco paranoico. ⎯ No, mi hermano no permitirá eso. ⎯ Ya veremos ⎯ le digo tomando un poco de café ⎯ no sobreestimes mis métodos de enseñanza ⎯ le comento, y Salvatierra se ríe.
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