[Valle] 
⎯¿Otra vez sola, Valle?⎯  me dice Francisco cuando bajo a las 7:00 am con un termo de café y dos tazas. 
⎯ No, tengo dos gatos que me hacen compañía ⎯ río y él sonríe. 
⎯ ¿En verdad no puedes ser negativa?⎯ inquiere, entre sonrisas.
⎯ No, si me hundo en la negatividad la que pierde soy yo, además creo que sé con quién estoy casada y no puedo decirle que no se vaya ⎯  y le sirvo un poco de café en la taza. 
⎯ ¿Cuántos días? ⎯ pregunta Francisco interesado. 
⎯ Una semana, viajará por Argentina, pero no volverá hasta dentro de una semana. Al menos por ahora estamos en el mismo huso horario. Esa agenda anti - Valles  fue la peor decisión del mundo.
⎯  ¿Agenda Anti-Valles? ⎯  pregunta interesado y después da un sorbo a la taza. 
⎯ Sí, una agenda echa entre su equipo y la loca de su asistente. Me dejaron fuera de la mayoría de sus viajes y eventos.
⎯ ¿La señorita, Sam?, ¿de ella habla?
⎯  Así es.  Es una guerra constante con ella, al menos ya no sube a interrumpirnos ¿cierto? 
⎯ Tus sobornos con brownies y comida han servido efectivamente ⎯ y se ríe. 
⎯ Me alegra tener un aliado. 
⎯ A mí también me desagrada la señorita Sam, así que mi lealtad está con la persona que me trae café sin falta, todos los días a las 7:00 am. Que por cierto está delicioso.
Le sonrío, y él hace lo mismo. Parece ser que Sam no es una persona muy querida por todos los que rodean a Diego, pero, aun así, se las arregla para quedarse cerca.
⎯ ¿Sabes cómo llegó Sam a la vida de mi marido? ⎯ pregunto interesada.
⎯ En verdad es algo que no sé muy bien, Valle. Un día dijo que necesitaba un asistente y al siguiente día ella se presentó con él. No sé si el señor Diego ya la conocía de antes o si la conoció justo en ese momento, pero quedó en el equipo y su esposo confía mucho en ella. También debo decirle que su esposo era una persona muy diferente al que es ahora. 
⎯ ¿En serio? ⎯ y sonrío. 
⎯ Mujer por noche en este piso. En verdad nunca me aprendí sus nombres porque supe que no valía la pena, hasta que llegó la señorita María José y todo cambió. Después ella, la señorita Samantha y su esposo eran muy amigos y salían juntos a cada rato. El señor Diego solía enviarle rosas a su piso cada vez que se iba de viaje. 
⎯  ¡Ah! ⎯ expreso  tratando de entender lo que está pasando. 
⎯ No lo tomes a mal Valle, la mayoría de las flores y regalos que Diego le hacía a su ex, eran para arreglar las rabietas y situaciones que pasaban alrededor. 
⎯  ¿Cómo qué tipo de situaciones? ⎯ pregunto. 
⎯ Mmmm, recuerdo una en especial cuando Diego se fue de viaje a América,  y por alguna razón  no pudo llegar a verle. La señorita se enfadó mucho y le amenazó con dejarlo. 
⎯  ¿Dejarlo? ⎯  y de pronto vienen a mi mente las veces que Diego me pidió que por nada del mundo lo dejara  ⎯ ¿Cómo sabes tantas cosas? ⎯  digo asombrada. 
⎯ Eran gritos, a veces los vecinos se quejaban de sus peleas y el lobby era su último recurso. Después su esposo le pidió matrimonio y todo se calmó, hasta que bueno... ya sabe el resto de la historia. 
Creo que es demasiada información para las 7 am. Esta es una faceta de Diego que no sabía para nada, ¿rosas?, ¿gritos?, rabietas?, ¿fiestero?, ¿en qué clase de relación estaba metido? Además, me llama la atención el origen de Sam, ¿llegó de la nada?, ¿no pasó un tipo de proceso para ser su asistente? 
⎯  ¿Todo bien Valle? ⎯  me pregunta Francisco interrumpiendo mis pensamientos. 
⎯  Sí, sí, claro. Estaba pensando qué hacer hoy ⎯  miento. ⎯  Bueno, Francisco, muchas gracias por la plática, al rato bajaré para seguir con el tour exclusivo que me ha preparado. 
Tomo las tazas y el termo y camino hacia el elevador ⎯  ¡Valle! ⎯ escucho su voz de pronto, volteo y él me sonríe ⎯  el señor Diego es una mejor persona desde que está contigo. Nunca lo había visto tan tranquilo y enamorado.
⎯  Lo sé ⎯ contesto segura ⎯  somos mejores personas desde que estamos juntos.
Entonces de pronto un golpe de adrenalina recorre mi cuerpo mientras subo al piso de nuevo. Sam sabe mucho sobre mí, pero ¿yo qué sé sobre Sam? Entro y después de dejar las tazas sobre la barra tomo mi laptop y escribo su nombre en las r************* : Sam Peláez. 
Inmediatamente, sale su f*******: y una cuenta en i********: que tiene en privado. Sin embargo, su f*******: es público y empiezo a ver todo lo que ha publicado últimamente y las fotografías que tiene. Hay varias con Diego, de cuando eran un poco más joven, incluso unas de un viaje que hicieron juntos durante su descanso, años atrás. Hay otra de ella con Diego y una chica más, que él la tiene tomada de la cintura, quiero pensar que ella es María José.
⎯  Bastante guapa ⎯  le digo a Panza que ya empieza a explorar la casa con más libertad y que solo me maúlla mientras se sienta en mis piernas. 
Sin embargo, hay un mensaje, debajo de la foto, que me llama la atención y que sé se me quedará grabado por el resto del día: 
¡Amiga! Nunca olvides que llegamos juntas hasta aquí... y que juntas nos iremos¡Lo logramos!
⎯  ¿Lo logramos?, ¿qué lograron? ⎯  digo en voz alta y el sonido del interfono de la puerta me hace saltar de pronto. Cierro el ordenador y voy a contestar de inmediato. 
⎯  ¿Sí? 
⎯   Valle, un señor llamado Santiago Salvatierra está en el lobby esperando, ¿lo hago subir al piso? 
⎯  ¿Santiago Salvatierra? ⎯  confirmo. 
⎯  Sí, dice que viene de parte de su esposo, ¿lo dejo pasar? 
¿Cómo demonios me encontró?, ¿y viene por parte de Diego?, ¿pero qué quiere?, me pregunto, mientras no puedo dejar de pensar en lo que me dijo Francisco.