CAPÍTULO 31: Amenazas

2178 Palabras
[Diego] Entonces aquí nos encontramos de pie frente a la puerta Santiago Salvatierra, esperando por entrar a su casa y asistir a esa famosa cena que, al parecer, es sumamente importante. Valle se encuentra a mi lado, arreglándose el dije que cuelga de su cuello. Volteo a verla, al parecer, el frío se convirtió en su aliado y ahora combina la ropa como toda una experta. Sin embargo, debo confesar, que desde que regresó al departamento, hoy por la tarde, la siento algo incómoda o si me atrevo a decirlo, rara. Estoy inquieto de alguna manera, pero quiero fingir que todo está bien, no quiero arruinar este día con algún tipo de escena. ⎯ Yo te ayudo corazón ⎯ le digo mientras me acerco a ella y tomo el broche de ka cadena para arreglarla desde atrás. ⎯ Es que se enredó la cadena del dije en el abrigo de una manera que no sé ⎯ me explica, mientras yo con cuidado trato de arreglarlo. Cuando lo logró le doy un beso en la frente ⎯ listo corazón, solamente era cuestión de hacer unos pequeños ajustes ⎯ le consuelo. Valle toma la perla y sonríe.⎯ Gracias ⎯ agradece, y estira los brazos para así abrazarme, recargando su cabeza sobre mi pecho. ⎯ ¿Quieres que nos vayamos corazón? ⎯ le pregunto con la esperanza que me diga que sí y podemos salir de una cena a la que en verdad no quiero ir. ⎯ Ya estamos aquí, Topi, únicamente disfrutemos y ya. ⎯ Pero yo te quiero disfrutar solamente a ti. Me quedan pocos días para poder estar a solas contigo y los estoy compartiendo con los amigos de Salvatierra ⎯ comento un poco molesto. ⎯ Te gustará, tomé las mejores rectas de tu menú especial, solamente para ti y les di un toque argentino ⎯ y sonríe. ⎯ No me estoy quejando de la comida, me estoy quejando de la compañía ⎯ le aclaro. La puerta de Salvatierra se abre y tanto Valle como yo volteamos de inmediato. Ahí está él, vestido a la perfección y con esa sonrisa que siempre lo caracteriza. ⎯ Buenas noches. Disculpen si tardé un poco en abrir, pero cuando hay cenas así la casa suele ser un caos ⎯ nos aclara. ⎯ Qué bueno que ya abriste, estábamos a nada de irnos ⎯ le comento en tono de broma con toques de verdad. Valle niega. ⎯ No te preocupes, no llevamos mucho tiempo esperando ⎯ dice mientras me toma de la mano para subir las escaleras y entrar a la casa. ⎯ Diego, gusto en verte de nuevo ⎯ y él me da la mano para saludarme. Le prometí a Valle que en esta cena sería un esposo normal, sin celos y que me comportaría lo mejor que pudiera, pero no sé por qué tengo ganas de golpear a Salvatierra en la cara cada vez que lo veo, ¿será porque ve a mi mujer como yo la veo? ⎯ Igual ⎯ respondo sin tomar importancia. ⎯ Tienes una casa muy bonita, bastante grande. ⎯ Gracias, eso de los departamentos pequeños en la ciudad no es lo mío. Me gusta que haya espacio en la casa, que sea amplio, lo necesito, estoy acostumbrado a tener un gran espacio. Entramos por la enorme puerta hasta la sala que está en medio de todo. Inmediatamente, dos perros, San Bernardo, alegremente, se acercan corriendo a saludar. Valle, se agacha un poco y comienza a acariciarlos y a jugar con ellos. ⎯ Son Bernardo y Brandon los dueños prácticamente de esta casa ⎯ me explica Salvatierra con una sonrisa. ⎯ Parece que les agrada mi mujer ⎯ le comento, al verla tan feliz. ⎯ Sí, es una fiesta para ellos, parece ser que tu esposa tiene algo que agrada a todos ⎯ contesta en un tono que no sé cómo interpretarlo ⎯, estos perros no podrían estar encerrados en un departamento, es por eso que se necesita una casa. ⎯ Sí, ya veo ⎯ hablo, sin prestarle importancia. Valle se acerca a mí y me da un beso ligero en los labios. ⎯ Los dejo un momento, tengo que ir a la cocina a revisar que todo esté listo. ⎯ ¿Si sabes que tú eres una invitada, verdad? ⎯ le pregunta Santiago. ⎯ Sí, lo sé, pero la chef que hay en mí no me permite relajarme aún ⎯ voltea a verme.⎯ Te veo en un momento mi amor ⎯ me murmura y yo la beso de nuevo en la frente. Valle se aleja y tanto Salvatierra y yo observamos como se aleja. Sigo diciendo que Valle es hermosa y reafirmo el porqué me gustó tanto cuando la vi en ese club en Ibiza. En eso, Salvatierra llama mi atención. ⎯ ¿Algo de tomar? ⎯ me ofrece, mientras yo salgo del trance de ver las caderas de Valle moverse en ese hermoso vaivén. ⎯ Sí, gracias ⎯ contesto sin prestar mucha atención. Salvatierra camina hacia la sala principal, y después se dirige a una barra donde tiene todo tipo de botellas. Veo que tiene una botella de mi vino ya lista; supongo que es una forma de hacerme sentir bienvenido o hacerme rabiar, ya no sé. ⎯ Valle es bastante especial ⎯ comienza la plática ⎯, nunca había conocido a una mujer tan… ⎯ y hace una pausa que me llama la atención ⎯ ¿Aguerrida? ⎯ me pregunta. ⎯ Sí, mi Valle es especial ⎯ respondo ⎯, tan especial que a veces me cuesta pensar que está casada conmigo. ⎯ Sí, a mí también me cuesta creerlo ⎯ respondo y no me agrada esa respuesta. Santiago sonríe y sirve un poco de vino en una copa, después se acerca a mí y me lo ofrece.⎯ Lo siento, no quiero que malinterpretes mis palabras ⎯ aclara. ⎯ No me interesa saber el porqué te cuesta a ti creerlo ⎯ hablo. ⎯ Lo siento Diego, a veces digo cosas muy directas, por eso no tengo amigos. — No, lo directo no me preocupa, pero sí porque piensas que Valle y yo no debemos estar casados ⎯ le aclaro. Él toma un sorbo y luego me ve directo a los ojos.⎯ ¿Quieres que te sea honesto? ⎯ Por favor ⎯ contesto más molesto que educado. ⎯ No te voy a mentir Diego, me encanta tu mujer, me gustó desde la primera vez que la vi en el restaurante, tiene algo especial, que te llama la atención, que te conquista. Es fuerte, honesta, apasionada, directa, sensual, mi tipo de mujer ⎯ y mientras me dice esto me ve a los ojos ⎯, y sospecho que todo es natural, ella no lo hace intencional, lo que lo hace más atractivo. ⎯ Ya entendí el punto ⎯ le respondo molesto. ⎯ Yo solo quería dejar el punto claro. En fin, estos días que he estado con ella, platicado y la he conocido, me doy cuenta de que algo no encaja y no dejo de preguntarme ¿cómo una mujer como ella se casó con alguien como tú? ⎯ Para el amor no hay barreras ⎯ contesto ⎯, cuando el corazón dice “ahí es” se debe escuchar. Salvatierra le da un sorbo al vino.⎯ Poético. El problema aquí, Diego, es que Valle es una mujer a la que se le debe ofrecer el mundo, presumirla por todas partes, admirarla todos los días y tú, no lo haces. ⎯ ¿Qué te hace pensar eso?, tú no sabes nada de mi relación con ella. ⎯ Solamente sé que la escondes. Está amarrada a miles de circunstancias que no la dejan ser ella. Te vas por semanas, la dejas en una ciudad nueva, en un país que no conoce a nadie y ella debe abrirse paso sola. La trajiste a tu mundo, la aventaste a los lobos y mientras tú cuidas tus negocios, ella lucha constantemente por no decepcionarte, cuidando cada paso que da y dice por qué no quiere decepcionarte. Aunque muy en el fondo sabemos que el que terminará decepcionándola eres tú. Sus palabras me hieren, me enojan, ¡Cómo se atreve tan siquiera a imaginar lo que Valle piensa o dice! Respiro, le prometí a Valle que sería buen esposo, pero, con comentarios así no creo que lo logre el resto de la noche. ⎯ Yo le ofrezco a Valle estabilidad ⎯ continúa ⎯ una hermosa casa, dos perros. Si ella quiere viajar por el mundo, la llevaría. Sería un esposo que cuando me necesite estaría ahí, que duerma a su lado todas las noches y despierte a si lado. Una vida donde ella puede decir lo que opina y hace, sin estar atormentada con el hecho de que puede arruinarme. Lo tomo del cuello de la camisa, de repente, con una furia que me invade el cuerpo.⎯ ¡No te atrevas a hablar más de Valle, y mi relación con ella! ⎯ hablo entre dientes. ⎯ Tú no tienes idea de lo que hemos pasado, vivido o nuestra intimidad. ⎯ Lo siento, pero, es así como lo veo. Así como veo la increíble lealtad que tiene. ⎯ No es lealtad, es amor ⎯ contesto de inmediato. ⎯ Así es, es amor, pero recuerda que este es efímero, y que, si no lo cuidas, no lo abrazas y no le prestas atención, puede voltear hacia alguien que si se lo dé. Lo aviento hacia atrás y Salvatierra se salva de no caer sobre uno de los sofás. No me importa si estoy en su casa, que sea más alto o lo cualquier otra característica, él no comentará nada sobre mi mujer o nuestra relación. Suspiro.⎯ No puedo prohibirle a mi esposa que te vea, ¿sabes?, porque ella, al contrario de lo que dices, es una mujer libre que puede hacer lo que quiera y confío plenamente en ella. Sin embargo, a ti si te diré esto, Valle es mi esposa, me ama y yo la amo y no voy a permitir que te metas entre los dos, ¿está claro?, porque si no me vas a conocer y no te va a gustar. Salvatierra se ríe.⎯ Bueno, pues si tanto confías en ella, ¿por qué te pones así? ⎯ Porque no confío en ti ⎯ aclaro ⎯, nada. Salvatierra se arregla el cuello y responde.⎯ No me gustan las amenazas, me gustan los hechos. Tú cuida a tu mujer, pero no de mí, si no de ti ⎯ finaliza. Salvatierra se da la cuenta y cuando estoy por contestarle, Valle entra a la sala con una sonrisa y un delantal sobre la ropa.⎯ ¿Todo bien? ⎯ pregunta, y veo que trae comida en un plato hondo. ⎯ Excelente ⎯ contesta Salvatierra.⎯ Diego y yo comentábamos de lo bien que cocinas. Quiero desmentirlo, pero, la sonrisa de Valle me lo prohíbe. Siento que con cada gesto o palabra que dice enamora más a Salvatierra y hay más posibilidad de que él quiera robármela. ⎯ Ten Topi, prueba esto ⎯ me dice tierna mientras me da una cucharada de la comida que trae en el plato.⎯ ¿Te gusta? ⎯ Me encanta, corazón ⎯ le murmuro y luego le doy otro beso en la frente. ⎯ Qué bueno, porque es una nueva receta muy a la argentina ⎯ contesta y sonríe. Después, al ver mi rostro, cambia el semblante a uno de preocupación ⎯ ¿estás bien? ⎯ Sí, sí estoy bien ⎯ le respondo. El timbre de la casa nos interrumpe y todos volteamos a la puerta. ⎯ Bueno, creo que los otros invitados están llegando ⎯ dice Salvatierra, feliz.⎯ Es hora de saber si la comida de Valle Sandoval conquista cualquier paladar ⎯ y camina hacia la puerta dejándonos solos. Ella me ve y me besa en los labios.⎯ Gracias por estar aquí ⎯ me dice. ⎯ Siempre voy a estar a tu lado, corazón ⎯ respondo melancólico ⎯, siempre. Las personas empiezan a entrar a la casa y Salvatierra las lleva a la sala con nosotros. Mi mano toma a Valle, pero de pronto él la jala y la presenta ante sus socios que le sonríen felices. Poco a poco se van alejando y sin querer me quedo solo en la sala. Ella estaba a mi lado hace unos minutos y sin que yo me diera cuenta, él se la llevó sin que yo pudiera hacer nada. Por más que quiera fingir que no pasa nada, las palabras de Salvatierra me pegan, ¿será que he sido tan egoísta con ella que no la dejo ser “ella”?, ¿Valle algún día se cansará de esta vida que tengo y me dejará?, ¿qué pasa si un día regreso y me entero de que él logró conquistarla? Me quedo viendo a la nada cuando su aroma a lavanda me pega y me saca del trance. ⎯ Vamos, Topi ⎯ me dice tomando mi mano y sonriéndome. ⎯ No te quedes aquí, te necesito ⎯ finaliza y me lleva con ella; y yo la sigo sin poner ni una resistencia.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR