[Valle]
Después de unos minutos manejando por Mendoza, por fin llegamos a casa de Salvatierra. El viaje de ida fue bastante silencioso, ya que ninguno de los dos habló o pensó en decir algo después de lo que había pasado fuera del edificio. Como siempre entramos a la casa y sus dos perros Bernardo y Brandon, los enormes San Bernardo, nos recibieron, seguido de Óscar Salvatierra.
⎯ Les agradas Valle ⎯ me dice Óscar sonriente mientras les indica que se alejen de mí.
⎯ Debe ser porque huelo a gato ⎯ justifico, mientras los acaricio.
⎯ No, la verdad es que Valle les agrada a todos ⎯ dice Santiago pasando a un lado mío.⎯ Parece que todos en esta casa queremos a Valle, tal vez Bernardo y Brandon la convenzan y se quiera quedar más tiempo aquí ⎯ me lanza una mirada coqueta y me sonríe.⎯ Estaré arriba en el estudio, me avisan cuando Valle se tenga que ir ⎯ y diciendo esto se sube a las escaleras.⎯ Te quedas en tu casa guapa ⎯ escucho que me grita antes de desaparecer de mi vista.
Óscar se me queda viendo y me sonríe.⎯ Hoy es el aniversario luctuoso de su esposa, no es un día fácil para él, no le hagas mucho caso ⎯ me confiesa.
¿Aniversario Luctuoso?, ¿Salvatierra es viudo?, pienso.
⎯ No tenía idea ⎯ y de pronto por alguna razón extraña me siento terriblemente mal con él.
⎯ Esta vez no lo veo tan mal, supongo que este año influyen muchas cosas. Pero en años pasados esto era un cementerio de silencio. Le ha costado trabajo recuperarse ⎯ habla. ⎯ Tal vez tenga otro propósito este año que lo haga sentirse diferente.
⎯ ¿Cómo la cena importante que tiene esta noche para sus socios? ⎯ bromeo tratando de llevar la conversación, por otro lado.
⎯ Yo iría más por la chef que viene a esa cena ⎯ suspira.⎯ No te hagas, sabes que mi hermano tiene interés en ti y hasta ahora no sé de alguna mujer que se la haya resistido ⎯ confiesa ⎯ para luego darse la vuelta y entrar a la cocina.
Trato de ignorar el comentario por completo, y concentrarme a lo que vine para salir pronto de aquí. Aunque con toda la información que me ha dicho Óscar hay mucho que pensar y sobrellevar.
⎯ Antes de empezar, necesito que me expliques el Menú a la D’ Ángelo ⎯ él cambia de tema rápidamente ⎯ ¿por qué le pusiste así?
Sonrío.⎯ Cuando Diego y yo vivíamos en San Diego iba a comer seguido al restaurante. No obstante, la comida de ahí era un poco picante para él, así que le hacía un menú especial, casi lo mismo que había en la carta, pero modificado para que no muriera mientras lo comía. Mi personal lo llamo así «El menú D’Angelo». Cada vez que Diego entraba al restaurante, Lena, mi sobrina les decía a los cocineros «un menú D’Angelo» y ellos ya sabían que cocinarle ⎯ sonrío al recordarlo. ⎯ Después se volvió popular y decidimos dejarlo permanentemente.
⎯ ¿Y ahora el menú será para mí? ⎯ pregunta.
— Sí, pero puedes ponerle otro nombre, no precisamente dejarle ese. Además, es mío y ya está en mis dos restaurantes, así que posiblemente sea mejor que le cambies de nombre, así como cambiaremos de ingredientes. Lo usaremos como guía.
Comienzo a lavarme las manos y a ponerme el delantal y Óscar hace lo mismo.⎯ ¿La extrañas?
⎯ ¿El menú D'Angelo? ⎯ pregunto entre risas.
⎯ No, tu vida con Diego, en San Diego. Hablas de ella con un poco de nostalgia, ¿te gustaría volver?, ¿no te gusta la vida que llevas aquí?
⎯ Me gusta la vida al lado de Diego, mi lugar es donde él esté ⎯ contesto. ⎯ Empecemos, porque tenemos mucho que hacer y yo no tengo tanto tiempo.
⎯ Y ¿el sitio de Diego está dónde tú estás? ⎯ me pregunta.
— ¿Qué insinúas?
⎯ No sé, qué tal, si tú quieres volver a Estados Unidos y Diego se quiere quedar aquí, ¿crees que te seguiría como tú lo hiciste con él? Él tiene aquí su carrera, su familia, sus socios, prácticamente todo, y tú tienes lo mismo allá.
Me quedo callada por un momento mientras Óscar comienza a sacar la lista de los ingredientes. Sé que no había hablado con Diego sobre eso y que en unos meses tendremos que tomar de nuevo más decisiones, sobre donde nos vamos a establecer, me hace dudar, no quiero dudar.
⎯ Óscar ⎯ le digo sería ⎯, no es momento de hablar de mi vida personal, ¿ok? Lo que pase entre Diego y yo solo pasa entre los dos, no le quité a la asistente que lo hacía dudar a él para ahora ser yo la que duda ⎯ sentencia.
⎯ Claro Valle, mi intención no era incomodarte ⎯ contesta y después nos dedicamos a cocinar.
--- Ese día por la tarde ---
Después de la plática con Óscar y de las insinuaciones de Salvatierra vuelvo a entrar al departamento, un poco más cansada de lo normal. Pero eso pasa rápido al encontrarme con un Diego, metido de lleno en la cocina. Su torso desnudo y su cabello alborotado me hace sonreír. Esto me lleva a los días cuando él era el que se encargaba de la casa mientras yo trabajaba en el restaurante.
⎯ Ya te he dicho que no cocines sin playera ⎯ le comento, pegando mi cuerpo a su espalda y besándola.
⎯ No te escuché llegar ⎯ me dice. Diego deja el sartén sobre la estufa y luego se voltea. Ahora su pecho está justo en frente de mí y comienzo a besarlo mientras él me abraza.⎯ Quería darte una sorpresa y cocinarte un poco, extraño hacerlo y creo que ya perdí la práctica.
⎯ Estoy segura de que sabrá muy bien ⎯ y subo a sus labios para besarlos sorprendentemente con muchas más ganas que las habituales.
⎯ ¿Todo bien? ⎯ me pregunta.⎯ Te noto rara, ¿pasó algo con Salvatierra?
⎯ Todo bien, Topi ⎯, y comenzamos a caminar juntos hacia la sala mientras seguimos abrazados, él me dirige y yo me dejo llevar. Cuando llegamos al sillón, Diego me deja caer y él cae sobre mí. Sus increíbles brazos yacen tensos al lado de mi cuerpo y su bien formado torso roza ligeramente mi cuerpo.
⎯ Te conozco, Valle, ¿qué pasa? ⎯ repite y yo esquivo su mirada por unos segundos ⎯ ¿tengo que obligarte a que me digas? ⎯ y comienza a besar mi cuello.⎯ Dime corazón, te prometo que todo estará bien.
⎯ Diego, si yo quisiera regresar a San Diego a vivir después de los seis meses que pasaremos aquí, ¿te irías conmigo? ⎯ pregunto.
Él levanta su rostro y me ve a los ojos ⎯ ¿Por qué lo dices?, ¿Quieres irte de Mendoza? ⎯ pregunta de inmediato.
⎯ Únicamente es una pregunta, Topi.
⎯ Claro que me iría contigo corazón, no puedo vivir sin ti, así que volvería a arreglar todo para irme a vivir de nuevo a San Diego contigo y seguir juntos, nunca dudes de eso.
Entonces le veo a los ojos y sin poder evitarlo las lágrimas comienzan a caer por mis mejillas. Él me ve angustiado y se incorpora de inmediato para después tomarme entre sus brazos y abrazarme ⎯ ¿Qué pasa corazón? ⎯ me murmura al oído y en verdad no sé que es lo que me pasa, supongo que recordar mi vida en San Diego, el haber lidiado con Sam por tanto tiempo y las ausencias que continuamente tienen me han pegado un poco.
⎯ Nada ⎯ le digo y trato de limpiarme las lágrimas ⎯, en verdad no me pasa nada, solamente es una mezcla de sentimientos rara.
⎯ ¿Es porque te he abandonado un poco?, ¿cierto?, ¿por eso te quieres regresar?⎯ y me besa la frente.
⎯ No para nada ⎯ digo tratando de arreglar la situación, pero él ya está preocupado.
⎯ No llores corazón, que me haces sentir fatal. Sé que tu estancia en Mendoza no ha sido la mejor y que he estado viajando mucho dejándote sola, pero por ahora no puedo hacer nada. Necesito que me tengas paciencia solamente por estos meses y te juro que todo se arreglará a nuestro favor. Ahora no llores que me siento increíblemente culpable. Yo te amo Valle, y te prometo que todo esto se arreglará.
⎯ ¿También arreglarás el guisado que se está quemando en la estufa? ⎯ le comento cuando un olor a quemado comienza a invadir el lugar.
Diego suspira.⎯ Demonios ⎯ dice algo decepcionado, para luego acariciar mi rostro y sonreír.⎯ ¿Hamburguesas? ⎯ me bromea y antes de pararse a apagar la estufa me da un beso en los labios.
Diego regresa y me abraza de nuevo, esta vez ambos nos sentamos sobre el suelo recargados sobre el sofá. Sentirlo así de cerca me tranquiliza y me hace sentir la persona más amada de nuevo.⎯ Tú vas al fin del mundo Valle y yo te sigo sin dudarlo, nunca lo olvides ⎯ me murmura.⎯ Te amo.
⎯ Yo te amo más ⎯ contesto y le doy un beso tierno en los labios.
⎯ Ahora vayamos por esas hamburguesas y más noche iremos a esa cena con Salvatierra. Le presumiré que tengo a la esposa más hermosa, inteligente y mejor cocinera del mundo y que si no la hace socia pronto se arrepentirá toda la vida ⎯ y después toma mi mano para ayudarme a parar y prepararnos para salir.
⎯ Tal vez no deberías presumirle eso a Salvatierra ⎯ le digo acordándome de lo que pasó por la mañana.
⎯ Yo le presumo lo que quiero a Salvatierra ⎯ me dice firme. ⎯ No soy tonto Valle, y sé lo que quiere, pero confío que no lo va a obtener, y yo me encargaré de que sea así. Tú eres mi esposa, y te amo, y mi misión es enamorarte todos los días para que lo tengas presente. Él no te conoce como yo, él no ha pasado lo que tú y yo hemos pasado, por lo tanto, sé que no te dejarás impresionar fácilmente. Así que repito, hoy presumiré que tengo a la esposa más hermosa, inteligente y mejor cocinera de todo el mundo y que eres mía y espero que él lo tenga claro, porque si no, dieciséis puños se lo harán saber.
⎯ ¿Dieciséis? ⎯ pregunto divertida.
⎯ Claro, tus hermanos se enterarán de esto y sé que me apoyarán completamente a mí, ¿qué pensabas?, ¿qué solo tú contabas con ellos? No pasé 6 meses en San Diego en vano tomando cerveza y asistiendo puntual a las juntas familiares ⎯ sonrío ⎯ y él me besa en los labios. ⎯ Ahora vamos, que muero de hambre y sabes que me pongo de mal humor ⎯ recalca, haciéndome sentir mucho mejor.