CAPÍTULO 18: Encuentros
1624 Palabras
[Valle]
(Al siguiente día)
No sabía que venir a una presentación era una vil locura, hasta que llegamos al lugar y vi la enorme línea que se hacía para entrar. Yo sé que para Diego es algo normal, pero para mí es completamente intimidante y no tengo ni idea de lo que tengo que hacer.
Sam va sentada delante de nosotros, mientras Diego y yo vamos en la parte de atrás. Él va tomando mi mano y me va diciendo en secreto lo guapa que me veo hoy, a pesar de que son unos jeans azules, un suéter n***o de cuello largo, arriba un abrigo a combinación. Esta vez llevo el cabello recogido y enredado a la altura de mi nuca. Parece que los pequeños consejos de Lando han rendido frutos aquí.
⎯ Cuando entremos, simplemente puedes quedarte atrás o si gustas ir a caminar a otro lado, no es preciso que estés en frente, ya sabes ⎯ me indica mi esposo.
⎯ Tranquilo amor, creo que encontraré qué hacer durante no sé ¿cuatro horas? ⎯ y Diego se ríe.
⎯ Espero sean cuatro horas. Te prometo que podremos hacer algo más tarde, ¿te parece?
⎯ Me encanta la idea.
Llegamos al estacionamiento del lugar y bajamos todos. Diego me toma de la mano mientras me lleva con él hacia dentro del edificio.
⎯ Te recomiendo Diego que sueltes la mano de Valle al entrar a la presentación, ya sabes ... ⎯ dice Sam y yo la veo con cara de "¿en serio?"
⎯ Yo sé si entro así o no Sam, no necesito que me digas cómo manejar a mis invitados o admiradores ⎯ dice él firme.
⎯ No te preocupes, Topi, podemos entrar sin tomarnos de la mano ⎯ insisto ⎯, en este momento eres de ellos, más tarde vuelves a ser mío ⎯ Diego se acerca y me besa; a Sam no le cae en gracia.
Entramos al lugar y los gritos son tantos que no puedo escuchar lo que me dice, comienzan a prepararlo y yo lo veo, sonriente ⎯ ¡Es una locura, cierto! ⎯ me dice feliz y yo simplemente sonrío.
⎯ Te amo corazón ⎯ me murmura al oído y toma mi dije de perla ⎯ , beso de reserva, mantente cerca ⎯ y luego sale haciendo que los ánimos exploten en gritos más altos.
Comienzo a caminar hacia un lado de donde está la tarima, donde será la conferencia y Sam me toma del brazo ⎯ ¿vos estás loca?, no puedes salir, todos sabrán que estás aquí y puedes meter a Diego en problemas, ¡quédate aquí!
Me suelto con cuidado y la veo ⎯ El famoso aquí es Diego, Samantha. Nadie me notará, además simplemente voy a verle de una de las esquinas, esto es nuevo para mí y no me quedaré atrás simplemente porque "algo va a pasar", si yo veo que los ánimos se ponen raros me vuelvo para acá y ya está ⎯ le comento y continúo caminando y ella vuelve a tomarme del brazo, volteo de nuevo, sé que Samantha se está aprovechando de que Diego no está aquí para hacer lo que quiere.
⎯ ¿Qué pasa? ⎯ le pregunto de nuevo.
⎯ Odio que ahora tenga que lidiar contigo ¡Por qué eres tan inconsciente! Ves la locura que hay y quieres hacer aún lo que se te pega la gana.
Volteo mi cuerpo de inmediato y la veo a los ojos ⎯ Samantha, cuidado con lo que me dices, y no por ser la esposa de Diego, sino por el simple hecho de que a mí, como persona, me tienes que respetar. Yo no estoy bajo ningún contrato y el mismo Diego me dijo que puedo hacer lo que quiera con libertad y eso es lo que haré. Así que haz tu trabajo y yo haré lo mío. Mi vida no la controlas como tratas de controlar la de Diego, ¿entendido? Si me necesitas, me buscas y punto.
Le doy la espalda y de nuevo camino hacia una de las esquinas de la tarima que afortunadamente está tranquila. Diego no me puede ver y eso lo agradezco porque estoy segura de que su mirada se posaría sobre mí y alguien más notaría mi presencia. Me cruzo de brazos y veo la locura que está sucediendo y como Diego sonriente explica la presentación de su vino, mientras muestra los nuevos diseños y tipos.
⎯ ¿Interés, es admiradora de Diego D'Angelo? ⎯ escucho una voz que me saca del trance en el que estoy, volteo de inmediato y veo al chico del restaurante parado al lado de mí.
⎯ ¿No eras un poco más moreno? ⎯ pregunto y él sonríe.
⎯ Tal vez estaba bronceado, "interés", pero nada que ver ⎯ ¿Es este el destino? ⎯ dice sonriente.
⎯ No, Mendoza es pequeño ⎯ le rebato y él se ríe.
Me volteo sin prestarle atención. Había olvidado que Santiago es arrebatadoramente guapo y mucho más alto que Diego, lo que provoca que varias chicas lo volteen a ver de inmediato.
⎯ ¿Entonces? ¿Admiradora? ⎯ me vuelve a preguntar.
Sonrío ⎯ La pregunta aquí es ¿Tú eres admirador?
Santiago sonríe ⎯ Traje a alguien a verle y la estoy esperando.
⎯ ¡Uy! Será una espera muy larga.
⎯ No si la compañía es agradable, ¿me harás compañía, cierto?⎯ y voltea a verme con los brazos cruzados a la altura de su pecho.
No lo contesto, en verdad no sé si hacerle plática es algo bueno o malo en este momento, simplemente le sonrío y después me animo a continuar con la plática. ⎯ Estaré aquí hasta que me digan que ya no puedo estar ⎯ comento.
⎯ ¡Vaya!, bien... entonces no tendrás problema en hacerme compañía.
⎯ Veremos ⎯ respondo.⎯ Tú qué haces aquí.
⎯ Negocios ⎯ se limita a decir.
⎯ ¡Qué misterio!, pensé que venías por un autógrafo.
⎯ No, claro que no.
— Bien, entonces...
⎯ Entonces, ¿Tú no vienes a casarte con Diego D'Angelo? ⎯ me pregunta.
⎯ Créeme, tendría que hacer una fila muy larga ⎯ respondo entre risas.
⎯ Estoy seguro de que estarías en los primeros lugares, yo te pondría ahí.
La mirada intensa de Salvatierra comienza a incomodarme, así que vuelvo a ver la fila que cada vez son menos ¿Tanto tiempo ha pasado?
⎯ Sabes, traté de llamarte, pero 0000 no es un número válido.
⎯ Lo cambié ⎯ le digo bromeando.
⎯ ¡Ah! Ha de ser eso, ¿podría ser 5555? ¿Interés? En dármelo.
⎯ No, aún no me dan el nuevo número, pero te lo haré saber en cuánto lo tenga ⎯ y me volteo y camino hacia el local de vino que hay dentro de ahí. Tomo una botella de vino con dos letras doradas ST y lo admiro.
⎯ Ese también es bueno, incluso si no me equivoco le hace competencia al vino de allá ⎯ y señala el de Diego.
⎯ Ufff, lo siento, pero no sé de eso, lo mío es el tequila. Santiago comienza a reírse y me contagia ⎯ ¿qué? ⎯ pregunto.
⎯ Eres rara, Interés, te encuentro en una firma de autógrafos de uno de los empresarios de vino más famosos y tú eres fan del tequila.
⎯ ¿Eso me hace rara? No lo sabía ⎯ sonrío ⎯, simplemente que mis gustos son otros, si los supieras.
⎯ ¿Y por qué no me los dices? ⎯ me pregunta directo empujando su trabajado pecho hacia mí.
⎯ ¡Oye! – escucho que Sam me llama un poco enojada.
Dejo la botella en su lugar y suspiro. ⎯ Bueno, me tengo que ir, una loca me llama.
⎯ ¿Todavía no me das un nombre? ⎯ insiste.
⎯ No, pero si nos volvemos a encontrar te prometo que te daré una pista ⎯ le digo mientras camino hacia donde está Sam ⎯ ¡Hasta luego Salvatierra! ⎯ le grito y veo cómo sonríe.
Llego con Sam y comienzo a arreglarme el abrigo ⎯ Diego ya casi termina, así que tenemos que salir rápido.
⎯ Ufff, es temprano, le diré a Diego si quiere ir a ver esa película al cine.
⎯ No, no puede ⎯ me responde Sam.
⎯ ¿Cómo que no puede? Tiene la tarde libre según su agenda.
⎯ Sí, pero también debe agendar eso, es para control.
Diego termina y al verme, camina hacia mí y me abraza ⎯¿Todo bien? ⎯ me dice feliz.
⎯ ¡Excelente! Sabes, estaba pensado si podíamos ir al cine a ver esa película que te dije la otra vez.
⎯ Me parece perfecto, solamente si compramos mucho para comer porque muero de hambre.
⎯ Es un hecho ⎯ le digo mientras le beso. Volteo a ver a Sam que se encuentra atrás de mí ⎯ Anda, agéndalo ⎯ le indico y ella pone cara de pocos amigos.
Él me toma de la mano y comenzamos a caminar hacia la van, de pronto se encuentra a algunas admiradoras que lo esperan y se detiene rápido para hacerse unas fotos.
⎯ No creo que sea lo indicado para Diego, debe estar cansado, ¿no puedes ser más considerada? ⎯ me reclama Sam, en un murmullo.
⎯ Por supuesto que lo soy. Ya te dije, tú maneja lo que debas de manejar y a mí déjame hacer mi trabajo, ¿estamos? Te recuerdo Sam, que la esposa aquí soy yo, la asistente eres tú, para que esto funcione debemos acatar nuestro lugar, así que, acata el tuyo.
La mano de Diego vuelve a tomarme y de nuevo caminamos dejando toda la locura detrás.
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