[Diego]
Valle sigue de pie frente a mí. Está completamente callada y sé que el comentario de Sam le hirió, aunque ella no quiere que yo me dé cuenta. ⎯ ¿Me puedes aclarar todo esto que acaba de pasar? ⎯ le comento tranquilo.
⎯ ¿Podemos ir a otro lado? ⎯ me pide. ⎯ No quiero estar encerrada, quiero al menos sentir el aire y caminar un poco.
⎯ Sí, corazón, vamos ⎯ y un gran deseo por abrazarle me invade. Me acerco a ella y lo hago. Valle hace lo mismo y puedo sentir cómo su cuerpo se relaja un poco, no estoy para nada enojado con ella, al contrario, creo que hizo lo que yo debí haber hecho años atrás.
⎯ Lo último que dijo… ⎯ comienza a hablar.
⎯ Es mentira ⎯ le afirmo ⎯ yo te amo Valle, a comparación de María José, yo te encontré a ti, te elegí a ti y me quedaré contigo. No importa si se los complicará, tener hijos, yo te amo y por eso me casé contigo. Además, lo de los hijos se puede arreglar y lo sabes, pero ese no es un tema que debamos tratar ahora ⎯ y la beso en la frente.⎯ Ahora arreglémonos y salgamos de aquí, que muero por saber todo lo que hiciste y como formulaste ese plan en esa cabecita tuya que cada día me sorprende más.
Valle me sonríe, y después se separa de mí para ir directo al baño.⎯ ¿Nos duchamos? ⎯ me comenta, para después quitarse la remera y tirarla al suelo. Yo solo sonrío.
***
Después de pasar por algo de comer porque nos moríamos de hambre, llevé a Valle a un lugar donde pudiésemos estar tranquilos y sentarnos para disfrutar de la hermosa vista de la Ciudad. Sé que esto le fascina a Valle, más que ir a algún restaurante elegante, ya que se siente mejor en el aire libre, y conociendo todo. Mientras estamos acá, no puedo dejar de pensar en las veces que íbamos a la joya a ver el mar, disfrutar las estrellas, y solo disfrútanos nosotros. Supongo que Valle se siente mejor así, aunque debo confesar que cuando va a los eventos conmigo, no lo hace tan mal.
Entonces, nos sentamos y comenzamos a comer sin hablar, no porque estemos enojados, sino porque supongo que no desayunar y comer hasta las altas horas de la tarde nos puede más que platicar lo que pasó horas atrás a fuera de la habitación del hotel.
⎯ Amo las papas ⎯ dice ella mientras toma dos y las pone en su boca al mismo tiempo.
⎯ Me alegra que hayamos pedido 3 órdenes de ellas porque si no esto se convertiría en una pelea épica ⎯ y le sonrío.
Valle suspira, y mientras ve la vista sonríe. ⎯ Este lugar es muy tranquilo, casi no hay gente.
⎯ Lo sé, me encanta venir aquí, puedes ver disfrutar de toda la vista de La Rioja. Incluso, quería saber si mañana me acompañabas a recorrer otros sitios.
⎯ ¿Mañana?, pero ¿no se supone que regresaremos a Mendoza?
⎯ Creo que podemos quedarnos un poco más para que mi esposa conozca La Rioja. Necesito parecerme un poco más al Diego de esas historias que lees ⎯ bromeo, y ella se ríe.
⎯ Hoy estás en Niza, Francia, ¿sabes?, huyendo de un escándalo.
⎯ ¿Niza?, creo que ni siquiera yo he ido a allá ⎯ y ella se ríe ⎯ Creo que los Diegos de esas historias viajan más que el Diego real.
Valle me observa y después acaricia mi barbilla, de la misma manera, tierna y delicada, de siempre ⎯ Sabes que esa no era tu playera, ¿cierto? ⎯ me pregunta.
⎯ ¿La que llevaba Salvatierra? ⎯ pregunto de inmediato.
⎯ Él tiene un igual y fue pura coincidencia que la llevara ese día ⎯ me contesta.
⎯ ¿Hablaste con María José?, ¿verdad? ⎯ y ella asiente con la cabeza.
⎯ Fue al piso y me buscó, es guapa ⎯ contesta. ⎯ Ella me advirtió de Sam, y de Jerry, el fotógrafo, que por cierto espero sea la última vez que vuelvo a sobornar a alguien para que haga lo que hizo ⎯ y bebe un poco ⎯, creo que debes hablar con Majo, ella no está enojada contigo, está enojada con Sam. Los dos fueron víctimas de todo lo que ella hizo, y ahora no sé si agradecérselo o huir.
La tomo de la mano y la acerco a mí. ⎯ Nada de esto fue tu culpa Corazón, yo tomé las decisiones aquí y la última que hice fue quedarme contigo, los tres somos víctimas de Sam, y aunque parece que por fin nos «deshicimos» de ella, sospecho que volverá algún día.
⎯ Pues espero que estemos preparados, sobre todo tú ⎯ y sonríe.
⎯ Entonces déjame entender, esas fotos con Salvatierra, saliendo del piso…
⎯ Son falsas ⎯ dice mientras da un bocado ⎯ Tuve que sobornar a Jerry para que las hiciera. En esa foto Salvatierra está solo, y bueno Jerry tiene tantas fotos mías que no le fue difícil encontrar las correctas. No sé cómo le hizo, pero quedaron tan creíbles que pensé que en verdad era yo. Antes de venirme a La Rioja no salí del departamento hasta el momento de irme al aeropuerto, bueno, salía a ver Jerry, pero ya no más.
⎯ ¿Y lo del contrato?, si no saliste, ¿Cómo lo conseguiste?⎯ pregunto asombrado.
⎯ Leticia, la chica de la recepción, Sam tiene más enemigos de los que se puede imaginar. La primera vez que fui a esa junta en diciembre me comentó que la odiaba por pesada ⎯ Por cierto, tenemos que ir a la fiesta de cumpleaños de su sobrina en septiembre, se lo prometí ⎯ y se ríe.
Sonrío, no sé si estoy más sorprendido por lo que hizo Valle, sino por todo el peso de encima que me acaba de quitar con Sam. ⎯ Supongo que es lo mínimo que debo hacer después de todo esto ⎯ contesto.
⎯ No quiero que dudes nunca de mí Diego, no importa si Salvatierra es extremadamente bien parecido y debo admitir unos centímetros más alto que tú ⎯ y mi cara le da risa ⎯, pero yo te amo a ti, hemos pasado cosas juntos que no hubiera deseado pasar con nadie más en este mundo. Pero, si dudas de mí por un pequeño instante, solamente porque viste una foto o escuchaste un rumor, esto que tenemos se puede acabar.
⎯ ¿Tú no dudas de mí? ⎯ le pregunto curioso.
⎯ Ni un segundo. Sé que me amas, y que posiblemente en tu carrera haya mujeres que se te acerquen en otros términos, pero si la duda y los celos entran a nuestra vida, ¿qué nos queda? Mientras tengamos las cosas claras entre los dos, haya comunicación y sobre todo mucho amor, no deberíamos porque estar teniendo estas conversaciones.
Muevo a un lado las cosas y me acerco a ella y la abrazo. La noche está por caer y las luces de la ciudad empiezan a prenderse como si fueran pequeñas estrellas que al final formarán una galaxia. A Valle le quiero entregar el universo todos los días, y esta es una de las mejores formas que tengo de hacerlo.
⎯ ¿Sabes? ⎯ le digo al oído ⎯ Tú siempre me dices que yo te salvé la vida aquella noche en el baño, pero tú me la salvas todos los días y te lo agradezco poco. Hoy, lo volviste a hacer y como sé que lo harás muchas veces más, quiero decirte que tú me haces ser mejor hombre cada día. Que contigo a mi lado me siento como el más grande de los superhéroes, que puedo vencer todo, eres lo mejor que me ha pasado en la vida, Valle, y te salvaría una y mil veces más, eso te lo juro.
Valle me besa, sus labios saben a sal y a la vez a mucho amor, a partir de este momento me juro a mí mismo que nunca volveré a tener dudas de la mujer que amo, aunque ese Salvatierra no me dé mucha confianza.
⎯ Te amo Topi, porque me das amor y comida ⎯ y yo sonrío.⎯ Por cierto, el sábado tenemos una cena en casa de Salvatierra, no es por arruinar el momento, pero si estamos hablando de confianza.
⎯ Iremos, y conviviré con él y no le haré caras de esposo celoso, te lo juro ⎯ y vuelvo a besarla ⎯ Por cierto, ¿te molesta que sea más bajo que Salvatierra? ⎯ pregunto serio.
⎯ No lo arruines amor, solo bésame de nuevo, que este día es para festejar, porque hoy triunfamos, pero mañana no sabemos que vendrá, porque hemos ganado una batalla, pero presiento que no la guerra.
⎯ Entonces festejemos ¿quieres ir a un bar? ⎯ pregunto de inmediato.
⎯ ¿Qué te parece la piscina templada del hotel? El bikini de la otra vez vino en la maleta. ⎯ Me levanto y después de tirar la basura la cargo entre mis brazos.⎯ ¡Ey! Vas a tirar las papas ⎯ me dice entre risas.
⎯ Mañana te compró 7 órdenes si quieres, pero ese bikini no puede quedarse en la maleta ⎯ y sintiéndonos más unidos que nunca, regresamos de nuevo al hotel para seguir disfrutando de la noche.