CAPÍTULO 33: En medio de la noche

902 Palabras
[Diego] Volteo a mi mesita de noche y noto que el reloj marca las tres de la mañana. Desde que llegamos de casa de Salvatierra no he podido dormir, ni siquiera después de que Valle y yo hicimos el amor. No quiero admitirlo, pero creo que lo que él me dijo me afectó más de lo que yo deseaba y me ha dejado intranquilo. No sé si pueda conciliar el sueño esta noche u otras más. Volteo y veo a Valle que se encuentra profundamente dormida. Así que con mis manos la tomo, la volteo y la pego a mi pecho. Noto que tiene calor gracias a la calefacción que hay en la habitación. La destapo levemente y puedo ver que tiene de pijama una de mis playeras y unas sexis bragas haciéndome sonreír. Admito que la Valle que dormía en camisones sensuales me gusta, pero la que duerme con playeras me gusta más. Me recuerda a nuestros primeros días juntos y lo mucho que me excitaba ver sus pechos a través de ellas. Beso a mi esposa sobre la frente y ella me responde besando mi pecho. Su respiración es profunda, pero sé que está consciente de mis caricias y mis besos. Todos estos pequeños gestos que hace son los que más extraño cuando estoy lejos de ella. Me vuelven loco, me estremecen y al mismo tiempo me hace sentir una profunda ternura. Una mezcla de sentimientos y sensaciones inexplicables. Yo le puedo ofrecer estabilidad, me viene a la mente la frase de Salvatierra y solo de pensar en perderla me hace apretarla un poco más a mí. ⎯ Yo te ofrezco mi vida ⎯ le murmuro ⎯, es tuya, tómala ⎯ y la beso. ⎯ Eres hermosa mi Valle, la mujer de mi vida, nunca lo olvides ⎯ le digo y comienzo a besar su frente, nariz, hasta llegar a sus labios. Ella se mueve aún con los ojos cerrados y me da un poco más de acceso a esa boca que me vuelve loco. Comienzo a besarla con mucho más esmero, hasta que ella se despierta ⎯ ¿Qué pasa? ⎯ me pregunta a duras penas por qué no dejo de besarla. ⎯ Le hago el amor a mi esposa, eso pasa ⎯ le contesto y sin que ella lo espere le quito la playera y descubro su hermoso torso. Bajo mi boca a sus grandes pechos y comienzo a besarlos como si estuviera saboreando ese mousse de chocolate que no llegué a probar. Valle comienza a gemir mientras acaricia mi cabello con sus manos y después las baja hasta mi espalda ⎯ Te amo, corazón ⎯ le murmuro cuando vuelvo a subir a su rostro ⎯ Te amo con todo el alma. Me quito el bóxer con prisa y después bajo su braga que desaparecen en algún lugar de la cama. Entro en ella y cuando la siento en mí una ola de placer invade todo mi cuerpo erizando mi piel. Comienzo a moverme lentamente y Valle cierra los ojos, su respiración se agita y comienza a morder sus labios en señal del gran placer que siente en este momento. La beso apasionadamente mientras nuestros cuerpos son uno, su piel arde por sentirme y mi corazón late agitado de tan solo besarla. Subo mi mano izquierda recorriendo su muslo, luego paso por su vientre para después descansarla en su cuello y acariciarlo, paso lentamente mi dedo pulgar por sus labios, sintiendo el ardor y su suavidad. Valle sube sus piernas a mi cadera envolviéndomelo y dándome más espacio para acomodarme, rozando mis glúteos con sus pies e invitándome a seguir moviéndome como lo estoy haciendo. ⎯ Valle ⎯ digo su nombre entre gemidos que suenan como un poema para mí ⎯, mírame ⎯ le pido y ella abre esos hermosos ojos verdes y se clava en los míos, sintiendo cómo el placer entre los dos va aumentando. Nuestros cuerpos se mueven coordinados llevándonos al mismo fin. Ella cierra los ojos, arquea su cuerpo y puedo ver la piel de su pecho, erizarse para finalmente acompañarla con la misma sensación. No hay gemidos finales, solamente un beso entre los dos que los ahoga y a la vez los expresa. Por unos momentos nos quedamos sin movernos, yo adentro de ella. Su pecho sube y baja agitado y sus manos siguen sobre mi nuca. Valle me abraza, acomodando mi cabeza sobre uno de sus hombros y poniendo el peso de mi cuerpo sobre ella, puedo sentir su corazón agitado y ella puede sentir el mío latiendo fuerte sobre su piel. Mi respiración da directo a su cuello provocándole cosquillas. ⎯ Yo te amo más ⎯ me murmura acariciando uno de mis brazos. Mientras siento sus caricias, el latido de su corazón, controlarse y su delicioso aroma a lavanda, voy sintiendo la tranquilidad que hace horas buscaba. Me pesan los párpados y voy quedándome dormido, pero lucho para no hacerlo, pero me es imposible. ⎯ No me dejes corazón, no me dejes nunca ⎯ le murmuro con las últimas fuerzas que tengo antes de caer dormido. ⎯ No iré a ningún lado Topi, me quedaré aquí contigo, hoy y siempre. Ahora duerme ⎯ me murmura y siento su mano jugar con los rizos de mi cabello. ⎯ Te amo, Valle ⎯ y así sintiendo el calor de su cuerpo y arrullado por los latidos de su corazón, por fin caigo dormido.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR