A pesar de saber qué era lo que nos iban a anunciar, y sobre todo, las consecuencias que eso tendría para mi tanto laboral como personalmente, mi rostro mostraba felicidad pues, como dije, despertarme con un mensaje de mi esposa me había hecho salir de la cama de buenísimo humor, a pesar de que el intento de acercamiento, una vez más, había sido interrumpido por su deseo de estar pendiente de mi hijo cada minuto. Al subir al coche, mi móvil volvió a vibrar y pensé que era Malena nuevamente, por lo que detuve el coche unos metros más adelante, con una sonrisa en el rostro, dispuesto a contestarle lo más rápido posible para iniciar nuevamente alguna clase de juego erótico. Pero se trataba de Eva… Eva - ¿Nos vemos luego de la reunión con Fernández Secco? Franco – Emmm (recordando que mis