Por sugerencia del consejero Albert Burhant se convocó a todos los miembros de la corte y del parlamento a una reunión urgente, para dar a conocer la terrible noticia del ataque al rey y esperar la resolución para traerlo de vuelta. —Majestad—musito la duquesa Cailon en un tono intranquilo—¿Qué se hará para traer al rey de vuelta? —No lo sé—respondí con un nudo en la garganta. Gire hacia la condesa, quien se encontraba a mi derecha, ella me miro y me tomo de la mano, yo apreté con fuerza, estaba asustada y un tanto perturbada porque, aunque era la reina, no podía ordenar y hacer mi voluntad sobre el ejército, por el simple hecho de que no era reina por herencia sino por matrimonio y para movilizar a nuestras fuerzas armadas debía tener la autorización del parlamento y la corte. —Duquesa

