Podía percibirse una gran preocupación en el Palacio, los miembros de la corte y demás políticos ya tenían conocimiento que la consorte sería interrogada e inmediatamente comenzaron a llegar solicitudes a la oficina del consejero a cargo, sin embargo, se sugirió que debíamos mantener en secreto cualquier información que la consorte nos otorgará pues debíamos mantener la importancia de traer a salvo al rey y debíamos enfocarnos en ese propósito, todo por supuesto pensando en la estabilidad del reino y de William. —Majestad—pronunció el consejero Albert Burhant. Al levantar la vista de las cartas que habían llegado a mi oficina, lo vi aproximarse con lentitud. Esas cartas eran protestas de algunos políticos que no deseaban que se interrogara la consorte—no debería leer esa sarta de mentiras

