La voz con ferocidad se alzó sobre el salón, anunciando que era tiempo de dejar el lápiz sobre la mesa, el examen había finalizado.
La mano de Vincent se colocó con brusquedad sobre la superficie de su mesa, sintiendo una increíble tensión en su cabeza, en sus brazos, en su corazón.
Había pasado mucho tiempo desde la última vez que él se había estresado por algo.
Miró al resto de sus amigos distribuidos en diferentes asientos dentro del salón, comunicándose con sus miradas fugaces, mientras lentamente el lugar era desalojado por los demás estudiantes.
Aquél había sido la prueba de admisión para la Universidad.
— Me faltaron algunas por responder — chilló uno del grupo, angustiado —, adiós mis esperanzas.
— Tengo miedo, ¿qué será de mí si no entro? — compartiendo el mismo pánico del i
