Capítulo 18

1918 Palabras
Marcela (Virginia) Y así es como empecé a tratar a Juan Carlos, han pasado un par de días desde que él me trajo a mi casa y ayer me quitaron el molesto yeso por lo que fui tarde al trabajo y mucho más cómoda. Hoy, en cambio pretendía llegar más temprano, tenía previsto ir a visitar a esos clientes que quieren romper el contrato con la constructora y hacerles ver que están en un error. Así que me levanto temprano y me dirijo hasta la empresa. Desde aquella noche no he vuelto a ver a Marcos al parecer entendió que no quiero volver a verlo y sí, eso significa que ya dejé mi vida de prostitución, ya que la delictiva todavía no, no mientras esté involucrada en la venganza de “el jefe”, que a mí no me compete en nada, pero hay una buena cantidad de dinero por medio, junto a la posibilidad de vivir en paz como una nueva persona. Eso no lo iba a desaprovechar. Hoy me puse un vestido azul oscuro con mangas y el escote no muy abierto, el vestido me llegaba dos dedos más arriba de las rodillas y unos zapatos de tacón n***o de 8 cm, quería verme alta, poderosa e imponente así que para acompañar me hice una cola de caballo con mi cabello lacio y me maquillé un poco, por ser la asistente del vice presidente de la empresa no tengo que llevar uniforme, además de esto ni siquiera estaba contratada en serio, tenía que hacerme un puesto, un lugar en esta empresa, que vean lo necesaria que puedo, lo necesaria que puede ser una mujer en un lugar donde solo hay hombres. Esta vez en lugar de dirigirme a la empresa fui a un restaurante donde tenía cita con los tres señores que quieren dejar el contrato del proyecto de hotelería Marval, un negocio millonario que pondría en juego la estabilidad y seguridad de la empresa, no podía permitirlo, además, estaba completamente segura de que si lograba esto estaría subiendo los escalones de dos en dos en mi acercamiento a los Gandara y su empresa, tendría un lugar seguro. Llegué al restaurante acordado y a la hora acordada, estaban los tres esperándome, al parecer son exageradamente puntuales, pero yo no me había retrasado nada, en realidad ellos habían llegado antes. - Buenos días, señores. - Saludé en cuanto me acerqué a ellos. - Buenos días señorita... - Dijo uno de los hombres, creo que es el más joven ya que no se veía nada mal, y a su vez es el que está al mando. - Morales. – Respondí, ya se me hacía más fácil decir mi nuevo nombre, me había acostumbrado a que era otra persona, les sonreí dulcemente mientras me acomodaba en mi asiento, a su vez me tomé esos segundos para estudiarlos. – Me alegra mucho que hayan aceptado verme, para mí es un placer tratar con hombres tan… reconocidos, pero en esta reunión me voy a tomar el atrevimiento de estar al mando, espero no les moleste, ya que están acostumbrados a vivir en un mundo de hombres. – Ellos mantuvieron silencio, y sabía que estaba tocando arena movediza, pero debía mostrarme más segura e imponente que ellos o me comerían viva en los primeros cinco minutos solo por ser mujer. – A lo que vinimos, entonces. - No tenía tiempo para rodeos y la verdad tampoco paciencia. - Es muy directa y segura, señorita Morales. - Dijo el segundo hombre que se ubicaba frente a mí, creo que su apellido es Ayala. - Así es, señor Ayala. Tengo razones para estarlo. -  Este sonrió de lado en un gesto coqueto que ignoré por completo. - ¿Y qué es lo que quiere proponernos una mujer tan bella como usted para que sigamos con el contrato a los Gandara? - Dijo el tercero que se veía más serio y reacio a colaborar, ya veía como este me las iba a poner en china. - Corrección… - Levanté mi dedo índice de la mano izquierda para hacerlo callar. - ... a la Constructora Continental, ya que en ella hay varios socios. - Le corregí. Me había empapado por completo de toda la información de la empresa, sobre todo de los últimos proyectos, y de sus clientes, gracias a Dios tenía buena memoria y podía recordar la mayoría de las cosas que había encontrado. - Me gusta su actitud. - Volvió a decir Ayala elogiándome.  - Gracias, Ayala, pero estoy completamente segura de que aquí no vinimos a hablar de mí, le voy a radicar la respuesta. - Me detengo y los miro a los tres, entonces extiendo papeles por la mesa para que cada uno tome una copia. - Como verán ustedes tienen un contrato con la Constructora Continental para su proyecto de hotelería y que ahora quieren revocar, sabiendo que la misma es la que se ha encargado de todas sus construcciones y ha tenido gran éxito. Recuerdo pasándole fotos y reportes de los anteriores proyectos junto a las costas que ellos también han contratado con la constructora. Los Marval, como ellos se hacen llamar, son dueños de más de una docena de hoteles en todo el país, prestigiosos, lujosos y costosos hoteles, al igual que un centro comercial en cada ciudad prácticamente. - Entiendo que quieran renovar probando otros estilos y materiales, pero yo que ustedes mejor me decido por lo seguro, por lo que ya sé que va a resultar, debido a que durante años han trabajado con la Constructora Continental conocen tanto de esta como yo, o incluso más. – Ellos se miran entre sí. – Reconsideren… - Me cruzo de piernas antes de continuar. - … Solo digo que tienen que pensar en los beneficios que han obtenido ambas partes con los proyectos y en los que tendrán. Si nos ponemos a razonar, la constructora se ha esforzado desde un principio por hacer de sus trabajos los mejores y si es un nuevo estilo lo que buscan me puedo encargar yo misma, personalmente de que renueven el proyecto por algo más moderno. – Me ofrezco. – Más innovador y atrayente, pero eso siempre con la calidad que todo el tiempo hemos tenido con cada uno de las construcciones. - Tiene razón señorita, pero nosotros queremos algo nuevo y muy relevante. Algo que llame la atención. - Dice el más joven y ahora que recuerdo su apellido es Ventura, y por la forma en que los demás lo miran él parece ser el jefe aquí. - Sí, señor, Ventura, me he familiarizado bastante con el proyecto y le aseguro que es algo como usted dice, diferente e innovador. - Me detengo a mirar al tercero que aún no dice nada conforme al proyecto. – Déjenme decirles que también puede ser contraproducente hacer un cambio radical, les propongo algo nuevo, pero basado en lo antiguo, esto puede resultar bastante curioso y por consecuencia, atrayente. – La forma en que digo la última palabra hace que los tres pares de ojos se coloquen sobre mis labios. -  Antes de seguir señores, quisiera preguntarles algo. - Lo que quiera, señorita. - Dijo Ventura y los demás solo asintieron confirmando mi sospecha, él es el líder en jefe. - ¿Qué fue lo que los llevó a cambiar de opinión tan rápido? Porque tengo entendido que estaban de acuerdo con todo lo que se había plasmado anteriormente y no había nada malo, así que no me explico el cambio tan radical. - Pude ver que los tres se tensaron y se movieron incómodos en su asiento lo que me hizo sentir bien, le di justo en el blanco. - Eso no es de su interés y nos gustaría reservarlo para nosotros. - Dijo el tercero, que se había mantenido callado todo el tiempo, recordando su apellido es Montés. - Claro que lo es, cualquier asunto que tenga que ver con la empresa o en contra, lo es. - Dije desafiante, si pensaron en intimidarme se equivocaron. – Además, no podemos resolver su problema si no sabemos cuál es. - Usted tiene razón, señorita, vamos a analizar todo lo que nos ha propuesto y le prometemos una respuesta, sea cual sea la decisión que tomemos. Le prometo que nos vamos a contactar con usted, y la pondremos al tanto del “problema”. - Dijo Ventura evitando el responder mi pregunta. Algo escondían. - Y si es posible, poder tener una reunión con usted en un lugar más privado. – Añadió Ayala, noté en su voz un poco de morbosidad que me daba asco. - Muy buena idea señor, Ayala, y más si cambia de opinión nuevamente, nos veremos muy seguido. - Le seguí el juego, este sonrió de lado satisfecho y dedicándome una momentánea mirada lasciva.  - Entonces ¿Supongo que eso es todo?  Señores yo me retiro. - Sin esperar una respuesta recogí mi bolso y empecé a caminar a la salida. Salí de allí con una sonrisa en la cara, ya que sabía que había salido victoriosa, no es por presumir, pero Marcela Vásquez nunca pierde una batalla y menos si en ella incluyen hombres. Sé dónde darles para que sientan. Después de salir del restaurante me dirijo a la constructora, tenía permiso de llegar tarde, pero no les dije para que era, ya que no estaba segura de lo que iba a lograr hoy. Cuando llegué me encontré a Mercedes cerca de la oficina y esta me invitó a comer, cosa que agradecí porque estaba hambrienta. Fuimos al restaurante de siempre y no es que seamos muy amigas, pero por ahí vamos, hablamos del trabajo, las dos nos quejábamos del trabajo que teníamos, sin duda aquella pelirroja era muy ocupada, con eso de la agencia de publicidad, sus viajes repentinos y otras cosas, ahora entiendo porque le dejó las acciones a Julián. Nunca podría hacerse cargo de eso también. Nos despedimos y yo caminé hasta la constructora, fui a la oficina y en ella me encontré a Julián y a Juan Carlos, mini reunión ¿Eh? - Buenas tardes. - Saludé entrando. - Te estábamos esperando. - Me dijo Julián y yo levanté las cejas. Mierda, eso no sonaba bien. - Siéntate, por favor. - Me dijo Juan Carlos. - Julián y yo estuvimos hablando y él me dijo que tú has sido la que ha estado desempeñando todo lo que le toca a él, en otras palabras, eres muy eficiente, te desenvuelves bien en el trabajo y le agradas a los clientes, pero tenemos el problema con Ayala, Ventura y Montés, y eso es una baja para la empresa. - Yo me reuní con ellos y son personas muy obstinadas, creo que vamos a perder un buen proyecto y sin duda eso va a provocar más bajas en la empresa. - Dice Julián reclinándose en su silla y resoplando. - Lo que queremos Virginia es que te enfoques más en esos proyectos, ya que nos serviría de gran ayuda. – Sonreí para mis adentros, si tan solo supieran que ya me encargué de eso. Y así continuo mi día, entre papeles, agradecí al padre de Jesús cuando llegó la hora de salir, y como siempre le hice un reporte de todo a “el Jefe” en cuanto llegué a mi casa. Espero que esos hombres ya hayan cambiado de opinión eso me ayudaría a acercarme mucho más a Juan Carlos. Bueno, lograría que me admirara aún más.
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