Capítulo 20

1480 Palabras
Julián Todo lo que está pasándome ahora no lo puedo definir bien, mi cabeza está hecha un lío tremendo, es como si Virginia hubiera llegado a sacudir mi mundo y a darle sentido a lo que no lo tenía para mí, no sé, que es lo que siento por ella, tal vez haya despertado el amor, pero sí sé que en el tiempo que tengo conociéndola ha encendido varias cosas en mí. Cosas que nunca antes había sentido con nadie, ni siquiera con Mercedes.  Ese día del accidente cuando la atropellé sentí que el corazón se me iba a salir por la boca al ver esos ojos por primera vez, sentí una corriente que recorrió mi cuerpo cuando la toqué, tantas cosas que no puedo explicar. Todo mi mundo se puso al revés en tan solo dos segundos, por eso me sentía tan nervioso en ese momento, por eso fui con Mercedes esa noche, necesitaba sentirme amado por ella, sentir su amor para sacarme a Virginia Morales de la cabeza, pero no funcionó, al día siguiente aún la tenía presente y los días posteriores, con su presencia tan cerca de mí, todo fue de mal a peor. Pero Mercedes aún está en mi vida y no puedo sacarla así de la nada, solo por una mujer que no se si siente lo mismo por mí. No sé siquiera si siente algo por mí, más allá del agradecimiento que estoy totalmente seguro que es lo que ella tiene. Ayer estuve con Mercedes y discutimos otra vez por lo mismo, esta vez mi madre escuchó toda la discusión, hoy solo quería irme a la empresa y pensé que iba a ver a Virginia allá en la oficina con sus lindos vestidos que la hacen resaltar esas curvas esculpidas por el mismo Dios, sus ojos oscuros y llenos de imanes que traían a los míos, su piel tersa y suave, brillante cual perla, y su cabello suelto en hondas que la hace parecer un ángel, pero no fue así, para mi mala suerte no estaba y lo agradecí en el fondo porque me hubiera lanzado a sus brazos sin pensarlo dos veces y sin pensar las consecuencias de mis actos. Me senté en un sillón y me quedé pensando en todo lo que pasó anoche: Flashback Llegué a la casa con Mercedes, pues esa noche la había invitado a cenar, todo iba bien hasta que: - Julián, mi amor, ¿Cuándo ... cuándo vamos a formalizar nuestro compromiso? - Me preguntó. - Mercedes ya te dije que voy a formalizar nuestro compromiso en el tiempo indicado y no es aún, no podemos desesperarnos. - Pude ver lágrimas asomarse en sus ojos. Siempre era lo mismo, pero no podía decirle que no estaba seguro de casarme con ella. No era un fóbico al compromiso, mi negatividad iba a algo más, no sentía amor hacia ella, sentía que estábamos juntos solo por costumbre, y eso, si nos casábamos, solo iba a hacer que los dos seamos infelices por el resto de nuestras vidas. Todo lo contrario al matrimonio, estaba seguro de que le iba a ser infiel, era completamente inevitable que eso no ocurriera si me casaba sin amor, podría significar un divorcio prematuro. - ¿Por qué? - La miré confuso. - ¿Por qué no puedes simplemente aceptar que en realidad no me amas, que nunca me has amado y solo estás conmigo porque tus padres te lo han impuesto? Es solo por eso que has estado conmigo todo este tiempo. – Empezó a gritar de manera dramática y se paró del mueble. - ¡¿Me lo vas a negar Julián?! – Gritó cada vez más exaltada, y la vedad, la sangre me estaba empezando a hervir, me enfurecía su actitud.   - Mercedes deja de decir esas cosas… - Empecé a hablar tratando de calmarla, y de calmarme a mí también, pero me interrumpió. - No, ya acéptalo de una vez, no me amas Julián y presiento que el lugar que yo he intentado llenar todo este tiempo ya lo llenó otra mujer. - Las lágrimas ya habían empapado sus mejillas y me hacía sentir un poco culpable, ella no merecía esto. Intenté acercarme, pero ella se alejó evitando que la toque siquiera. - Deja de decir esas cosas Mercedes, no son ciertas, no hay nadie más, solo eres tú la única mujer en mi vida. – Le aseguré, aunque yo no estaba seguro de eso, sin embargo, ella negó otra vez. No sé cómo tuve el valor de decir aquello, era consciente de que me estaba mintiendo a mí mismo, de hecho, ni siquiera podía esperar que ella me creyera si yo mismo no lo hacía. - Sé que no estás seguro de eso... cuando lo estés, entonces me buscas. - Limpió sus lágrimas y sin decir más se fue de la casa. Mi madre bajó de las escaleras en ese momento. - ¿Madre? ¿Escuchaste todo verdad? - Le pregunté, aunque no hacía falta, por su expresión era obvio que nos había escuchado y no estaba nada contenta con eso. - ¿Cómo no escuchar esos gritos?  - Me respondió con otra pregunta y un deje de molestia en su voz. - Ma... - Me interrumpió levantando la mano antes de que pudiera siquiera explicarle. - No sé que es lo que vayas a hacer Julián, pero no pierdas a esa mujer, más te vale que respetes esta familia. Así que haz algo, pero lo que hagas, hazlo bien, por el honor de la familia. – Advirtió y luego se marchó a su cuarto dejándome con miles de cosas en la cabeza. Yo subí al mío y después de un baño me acosté para ver si lograba dormir, aunque en mis sueños solo estaba la sonrisa de Virginia. Estaba perdido, indudable e inevitablemente, perdido. Fin del Flashback Esta mañana cuando Virginia llegó ya no la esperaba, pero su llegada me iluminó el día y ese abrazo que me dio, o nos dimos, fue lo mejor que sentí hasta que llegó mi madre y nos sorprendió, como ella también es dueña de la empresa por el 50% de acciones que maneja mi padre, no se anuncia y menos para entrar a mi oficina. Por eso no me sorprendió su llegada tan repentina, pero su expresión nuevamente me decía que no le había gustado lo que vio. - ¿Interrumpo? - Escuchamos y de inmediato nos separamos del abrazo con mucho pesar por mi parte. - No, mamá. - Pude ver la expresión que tenía Virginia parecía estudiar a mi madre y mi madre estudiarla a ella. - Será mejor que me vaya a hablar con el señor Juan Carlos, debe estar esperándome.  – Asentí automáticamente, ya que me había enfocado en las miradas de odio que le lanzaba mi madre a Virginia, las cuales Virginia ignoraba por completo, aumentando el desagrado de mi madre que detesta que la ignoren. - Ahora que esa mujer se fue ¿Podrías explicarme lo que vi? - Exigió ella con los labios apretados y dejando su bolso de manera brusca sobre el sillón. - Mamá, se lo que estás pensando y no, no es así... ella solo me estaba consolando porque me vio mal, ni siquiera sabe que estoy así por Mercedes, - Ella rodó los ojos. En realidad, eso era lo que Virginia estaba haciendo. - Si claro, de esos consuelos naciste tú.  - No pensé que mi madre diría eso, pero lo dijo haciendo que yo levantara ambas cejas. - Mamá. - La miré suplicante porque no quería que me taladrara la cabeza de nuevo. - Tienes suerte que haya sido yo quien pasó por esa puerta y no Mercedes, pero puedes arreglar las cosas. - Me dijo con una sonrisa. - ¿De qué hablas? - Ladeé la cabeza sin entender bien a que se refería. - Hablo de que en la fiesta de mi cumpleaños la cual es mañana le pidas matrimonio a Mercedes y oficialicen su compromiso. — Soltó de pronto tomándome desprevenido. - Madre, yo no puedo hacer eso...  - Me interrumpió nuevamente levantando una mano. - No digo más, demuestra que ejerces los valores que te inculqué desde niño, no me decepciones. - Sin darme oportunidad a objetar algo se fue de la oficina y yo me senté en el sillón nuevamente. Ese era el principal problema de ser hijo único, todas las expectativas estaban puestas en mí, y lo que yo quería parecía no importar. Después de quedarme un buen rato mirando a la nada decidí irme a dar una vuelta, ya que no quería ver a Virginia porque sería una tentación tenerla de nuevo frente a mí. Seguía pensando en la posibilidad de probar esos labios tan tentadores. Debía hacer oficial mi compromiso con Mercedes mañana y eso... eso me tenía mal de la cabeza.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR