David entró a la habitación con Luz sobre su hombro y al cerrar la puerta con el pie dando un portazo, la bajó con cuidado y la vio a los ojos. —¿Cómo dices que te llamas? – Le preguntó y Luz sonrió confundida. —¿Qué? —Dijiste que querías ver a David Picaflor ¿no? Ahora sígueme el juego, te demostraré que él aún no se ha ido y que puede usar sus tácticas contigo.— Recitó.— Ahora ¿me vas a repetir tu nombre? Luz se humedeció los labios y sonrió nerviosa al ver el cambio de actitud de David hacia ella y por un solo instante sintió que era la Luz de meses atrás frente él, con esa mirada intensa sobre ella. Ambos habían pasado de ser una joven pareja casada a padres de una recién nacida en meses y habían dejado de disfrutar un poco lo que era estar solos en la intimidad, de coquetear