Despedida

1135 Palabras
Cuando llego a mi oficina mi asistente me informa que Harold ya se encuentra esperándome, al entrar lo veo sentado revisando algo en IPad. - Necesito una vacante para pasante – digo sentándome en mi silla. - No se puede Dorian, son tres y ya están completas – me dice y yo le sonrió cínico. - Soy el dueño de la puta empresa y ¿tú me estás diciendo que no? – pregunto y el abre los ojos como platos. - Dorian tu pusiste un presupuesto y los tres pasantes lo cubren – explica observándome. - Escúchame bien – digo poniendo las manos sobre la mesa e inclinándome un poco hacia delante – para mañana mismo me tendrás la puta vacante. ¿Entendido? - Por supuesto señor Wayne – dice Harold poniéndose de pie para irse. Comienzo mi día de trabajo con una enorme sonrisa por lo que voy hacer con aquella hermosa fiera. Nunca una mujer me trató como ella, siempre he sido un hombre afortunado, mi familia es adinerada. Aunque la vida me quito alguien muy importante me dejo un pequeño recuerdo de ella. Mi hijo Valentino de tres años, él es la luz de mis ojos y de mi familia. Valentina su madre es el amor de mi vida, a quien perdí en unos segundos. Ella estaba de ocho meses de embarazo, planeábamos casarnos después de que Valentino naciera, pero un conductor ebrio me la arrebató y por poco a mi hijo. Ya por la noche decido volver a Zen- Dark para saber que sucede. Al entrar voy a mi mesa de siempre la cual queda frente a la tarima. - Quiero Vodka con limón – digo sentando para ver bailar a una chica vestida de genio. Observo a mi alrededor, el club es muy exclusivo, solo los hombres de la alta sociedad vienen a huir de su perfecta vida, de sus perfectas esposas. Aquí hay chicas preciosas, con cuerpos de diosas, pero a mí solo me interesa una, fiera con ojos de gata. - Señor Wayne – escucho a Sarah la hermana de Antonio quien es muy hermosa y con quien he pasado alguna que otra noche. - ¿gusta que lo acompañe? - No – respondo mordaz – quiero estar solo. En ese momento veo salir a Anabeth vestida de árabe, a pesar de tener esa estúpida peluca castaña y ese antifaz dorado puedo reconocerla por sus increíbles ojos. - Caballeros uno de los momentos más esperados de la noche – dice el presentador – nuestra diosa de la sensualidad Hator – dice señalándola mientras ella sube al escenario y comienza a bailar. No sé qué es lo que me está pasando con Anabeth, desde que murió Valentina ninguna otra me ha llamado la atención hasta que la vi, sus ojos me hipnotizaron desde el primer día. En ese momento sus ojos conectan con los míos mientras se acerca a mi mesa o eso me parecía porque cuando estaba justo en frente se desvió para bailar por el pasillo. - Pronto pequeña – digo para mí mismo sonriendo, ella me observa traviesa y desafiante. Cuando la música acaba ella está de vuelta en el escenario, me levanto de mi lugar y voy tras ella, pero justo cuando estoy por alcanzarla Antonio la intercepta. - Ana – la llama mientras ella se quita el antifaz – tenemos que hablar. - ¿Hice algo malo? – pregunta ella nerviosa. - Pegarle a un cliente – dice él molesto - Antonio, puedo explicarlo – responde – yo fui clara cuando vine a pedirte empleo, te dejé claro que solo iba a bailar... - No hay excusa Ana, lo golpeaste y no puedo permitir ese comportamiento con hombres tan importantes como él – escucho un sollozo lo que me hacen sentir miserable. - Vas a despedirme ¿verdad? – pregunta ella con voz quebrada. - No me dejaste otra alternativa – responde a Antonio – aquí está tu pago y liquidación - Por favor Antonio – suplica lo que hace que mi furia despierte. - Recoge tus cosas y vete – dice Antonio alejándose de ella, la veo recostarse sobre la pared mientras se tapa la boca con una de sus manos y llora en silencio. Me parte el alma verla de esa forma. Decido esperar que se vaya para llevarla a casa, la veo ponerse de pie y caminar hasta los camerinos. Salgo del club rumbo al estacionamiento, me subo a mi auto y espero a que salga. Cuando lo hace me parte el corazón ella llora en silencio mientras camina saliendo del estacionamiento. Enciendo el auto y la sigo hasta la entrada de la estación del metro. - Anabeth – la llamo y ella se detiene – te llevo a casa. – veo sus hombros subir y bajar, se da la vuelta lentamente y veo fuego en sus hermosos ojos. - Mira necrófilo por tu culpa mi vida en este momento se fue a la mierda – comienza a decir mordaz – así que púdrete y métete tu costoso auto por donde mejor te quepa. – sin más se da la vuelta y retoma su camino dejándome perplejo por su comentario. La veo perderse entre la gente que baja a la estación del metro, cuando salgo de mi asombro subo a mi auto y conduzco hasta mi casa con sus palabras rondando en mi mente. Al llegar aparco el auto y entro a la casa donde camino hasta la habitación de Valentino, al entrar lo veo en su camita durmiendo tranquilamente, me quedo observando como cada noche. Es tan igual a mí, pero sus ojos son iguales a Valentina, cada vez que veo sus ojos la veo a ella. Recuerdo las últimas de Valentina para mí.   FLASHBACK... Lloro en silencio mientras observo al amor de mi vida sosteniendo a nuestro hijo, veo como la vida comienza a irse de sus ojos. - Lo que me duele de todo esto es que no podré verlo crecer – dice con su voz débil – cuídalo Dorian, cuídalo muchísimo – dice sosteniendo mi mano – y lo más importante no permitas que esto te dañe o te endurezca, busca a alguien que esté a tu lado y ayude a criar a nuestro hijo. - Tu eres el amor de mi vida – digo rompiendo en llanto – jamás abra espacio en mi corazón para ninguna otra. - Amor tu corazón es tan grande que hay espacio para más de una y créeme amor que necesitaras a alguien que te quiera y a quien querer – dice y de repente las maquinad comienzan a pitar, tomo a Valentino de los brazos de su madre al tiempo que entran los médicos y a pesar de haberlo intentado todo a las siete treinta y ocho de noche, Valentina dejándome solo con nuestro hijo. FIN FLASHBACK...  
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR