—Si hay algo que me fascina de las mujeres latinas son sus atributos—expresó Sebastián con una sonrisa esperando que Alejandro entendiera ese pequeño gusto culpable, pero no solo Alejandro no sonrió, sino que se sintió incómodo con la situación, puesto que aquel sujeto se veía, en apariencias, decente. Alejandro se aclaró la garganta y se aproximó a su estuche par sacar un plano del edificio, pero enseguida aquel tipo soltó una pequeña carcajada. —Hace años que no veo un plano de esos—expresó con un acento pronunciado y arrastrando las palabras debido a que tal vez no practicaba muy a menudo el español. Alejandro frunció ligeramente el ceño, no le agradaba mucho la actitud de aquel hombre, sobre todo porque se había atrevido a burlarse de él con esa carcajada. Si bien Alejandro tenía un