Al día siguiente, Alba llego al trabajo con una terrible resaca, claro que por ser días laborales no había bebido en exceso, pero no estaba tan acostumbrada a beber más de un tarro de cerveza, por lo tanto, era imposible no sentirse mal.
Llego al trabajo con la esperanza de tomarse una pastilla del mismo botiquín de su oficina porque al despertar no había logrado encontrar nada en casa qué le aliviará ese punzante dolor de cabeza, así que llamo al ascensor y en cuestión de segundos las puertas se abrieron, solo que en ese instante, Alba se llevó la sorpresa de que justo ahí se encontraba su jefe.
Alejandro había llegado a la oficina temprano, no porque tuviera muchos pendientes qué ameritaran levantarse temprano sino porque se encontraba molesto y estar solo en casa lo hacía pensar en t
