[KIAN]
Al día siguiente: 2 de mayo
El sol asoma tímido sobre la llanura pampeana, pintando de cobre los pastos secos y los álamos que pierden sus últimas hojas. El aire de otoño es fresco, casi frío, y cuando salgo de la casa con las botas en la mano, el vapor de mi aliento se mezcla con el rocío que cubre el campo.
Camino hacia el establo mientras escucho el sonido lejano de las vacas y el canto apagado de algún pájaro. Me digo que debo enfocarme en el trabajo: revisar los caballos, curar al potro, vigilar a la yegua preñada. Aquí, en Anguil, la rutina siempre me devuelve un poco de paz, esa que vine a buscar.
Pero las palabras de Caeli siguen golpeando en mi cabeza:“Podemos hacer una prueba de ADN, si eso nos da paz.”
El suelo cruje bajo mis pasos y aprieto la mandíbula. La amo. Amo
