UNA VIDA DISTINTA

667 Palabras
Dos días después: 17 de diciembre El fallecimiento de Gerardo ha sido todo un acontecimiento en el pueblo y por consecuencia nadie ha querido ausentarse en su sepelio. No voy a negar que me siento un poco extraño en medio de toda esta situación, y es que en verdad lo conocía hace muy poco. Sin embargo, Caeli me ha pedido que no me moviera de su lado y eso es lo que hago. Escucho a cada persona que se acerca dándole su pésame y viéndome como de forma extraña tal y como si fuese un extraterrestre o algo así. Supongo que es simplemente porque no me conocen, o puede que estén preguntándose quien rayos soy. Sea como sea, solo la acompaño y trato de apoyarla en lo que necesite. […] Afuera ya es de noche cuando finalmente entramos a la casa principal, y por mi parte, solo la acompaño para después irme a la casa que me asignaron. —¿Quieres que te prepare un café o un té antes de irme? —ofrezco mientras la veo sentándose en el sofá que está en el salón. —¿No tengo idea de que voy a hacer con esta casa tan grande? ¿Para qué quiero quedarme acá estando sola? —pregunta de repente y solo me acerco a ella. —Caeli, un día esta casa ya no se sentirá así. Sé que has perdido a tu padre y que eso duele como nada en este mundo, pero habrá un día donde te enamores de nuevo, donde construyas una familia y ya no te sentirás sola —trato de alentarla. —Es raro que vos me digas eso —rebate levantando su mirada y viéndome a los ojos. —¿Raro? —Si, vos no te queres volver a enamorar ni tenes intenciones de formar una familia —señala. —Lo mío es diferente —expreso y respira hondo. —Lo sé… —susurra y vuelve a ver a su alrededor—. Hay cosas suyas en cada rincón de esta casa, te juro que no puedo… —dice y repentinamente se pone de pie. —¿A dónde vas? —averiguo confundido. —No sé, a un hotel o algo donde no vea sus cosas, de verdad me duele —insiste y de inmediato me acerco a ella. —Caeli, es tarde, no hay hoteles cerca y la verdad es que un día te tendrás que enfrentar a esto —trato de explicarle. —Entonces quédate conmigo por favor —me pide como niña pequeña y antes de que pueda reaccionar, ella se abraza a mí. Sus brazos me rodean con fuerza a la altura de mi torso y su cabeza se apoya sobre mi pecho. —No quiero quedarme sola acá, por favor… —insiste. —Caeli, no es correcto, soy un empleado y la gente va a pensar cosas que no son —insisto. —Por favor… no hagas caso a nada de lo que dicen —presiona y suspira. —No puedo estar acá sola, solo acompáñame, ¿sí? Te podés quedar en el cuarto de invitados —me pide como si realmente mi compañía fuese a marcar una real diferencia. Sinceramente no estoy convencido de quedarme aquí y es que no quisiera que ella confundiera las cosas, pero tampoco puedo decirle que no con lo triste que esta. —De acuerdo, me quedare, pero dormiré aquí en el salón solo después de que tu te alimentes, ¿de acuerdo? —negocio haciéndola sonreír. —Esta bien… me ire a dar una ducha y a cambiar de ropa, ¿si? —anuncia. —De acuerdo, yo mientras preparare algo porque no hay nadie en la cocina. —Les di el día a todos para ir al sepelio —informa. —No hay problema, ve a ducharte, te esperare en la cocina —le dejo saber y sin más preámbulos la veo alejarse mientras que seca esas lagrimas que incontrolablemente siguen escapándose de sus ojos.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR