—¿Cómo?—susurra en mi oído sin dejar de sollozar y entonces yo acaricio su cabeza. —Vendré por ti. ¿De acuerdo?—le aseguro aunque ni yo misma sé como lo haré; sin embargo, haré lo que sea con tal de irme del palacio a pesar de que con ello signifique tener que vivir como una simple plebeya, pero prefiero eso a seguir con esta mentira y este matrimonio qué solo me daña y me hiere. Me levanto de mi sitio porque Keith no me dio mucho tiempo para hablar con Odette y yo, claro que no quiero levantar sospechas. —¿Cuando?—se aferra a mi mano levantando su rostro y veo en sus ojos esperanza y también temor. —No lo sé—vuelvo la mirada hacia la puerta ya qué Odette fue muy descuidada y elevó su voz al ver que ya me iba—tengo que ultimar detalles ¿Si? Pero te prometo que no pasará de esta semana

