¡LO SABÍA! Lo sentía, pero quise hacerme creer que era por el embarazo de Helena, ahora entiendo porque me sentí tan mal aquella vez, ¿ella lo sabrá? ¿Me lo habrá ocultado? Me lo había negado, tal vez no lo sabe, no ha tenido ningún malestar que yo sepa. Entro a la habitación ya que quiero verla, cierro la puerta detrás de mí y la observo sobre la camilla, empieza a parpadear y me acerco con rapidez. —¿Qué ha sucedido? —pregunta con debilidad. —Relájate —le pido. —. No te esfuerces. —¿Alguien está envenenando a la niña? ¿Verdad? Me sorprende que sea eso lo que pregunta, se preocupa tanto por mi hija, y eso me enamora cada vez más de ella. —Comiste su comida aún sospechándolo, sólo para confirmarlo. —No soy su madre pero la quiero como si fuera mi hija —dice casi sin voz. —S