—¡Alan! —Neil reclama acercándose a nosotros. No estoy segura, pero creo que Marcus y Rick también lo han hecho. Elton habla... Todos nos miran. Siento que me asfixio, la vergüenza me hunde en un oscuro abismo. Los ojos que me miran tan cerca me atraviesan con tanto doloroso repudio que el corazón se me anuda. Alan abre la boca para decir algo pero nada llega a oírse. Está furioso... y dolido. Y es mi culpa. —Por favor... —suplico. El feroz repudio con el que Alan me mira merma mi poco valor, sumergiéndome en la vergüenza de nuevo. —Alan —regaña Neil—. ¡Suéltala! ¿Qué pasa contigo, idiota? —¡No te metas, imbécil! —¿Qué ocurre contigo? ¡Suelta a mi hermana! —ordena, tirando de su hombro una sola vez—. ¡Suelta ya a Leilah! —¡Alan! —grita su padre—. ¿Qué significa esto? Él hace ca

