Me siento un poco incómodo caminando hacia la oficina de Steve… no tengo mi mente quieta, pero tampoco tengo ningún pensamiento claro, solo sé que tengo miedo de lo que pueda decirme.
—Por favor, toma asiento— me dice señalando una silla oscura, forrada en cuero.
Camino haciéndole caso como si fuera un niño regañado. —No entiendo el motivo de quererme acá— le digo finalmente, mientras él se acomoda en la silla al otro lado del escritorio.
—Quiero escuchar tus razones de todo lo que sucedió con Alessandra— me dice serio.
—¿Por qué?— frunzo el ceño.
—Porque dependiendo de eso, sabré qué hacer— coloca sus brazos sobre el escritorio, une sus manos y cruza sus dedos, viéndose un poco intimidante.
—Mmmm— digo dudoso.
—Si de verdad te interesa Alessandra, es mejor que empieces a ha
