-¿Qué dices? ¿El rojo o el blanco? –pregunto Lila alzando dos vestidos realmente hermosos. Apoye mi dedo en mi mentón pensativo. –Prefiero el rojo. Mordió su labio indecisa y volvió su vista al espejo. -¿Tú crees? -Ajam. -Entonces el rojo será. –sugirió. Ambas habíamos acordado cambiarnos en mi casa ya que estaríamos solas y podríamos estar sin el ojo de su padre sobre nosotras viendo que llevaríamos. Los padres de Lila claramente no eran como mi madre. ¿El problema? Llevábamos cinco horas aproximadamente sin saber que ponernos. ¡Ni siquiera nos habíamos preparado! Y en menos de una hora tendríamos que partir hacia la fiesta. -Lila... –llame. Ella se asomo desde la puerta de mi cuarto. -¿Si? -Llevamos cinco horas sin saber que vestir... -Sí. -Todavía no nos hemos preparado..