Francisco despertó debido al quejido de la rubia junto a él, el sol parecía estar en su punto más alto. Le martilleaba la cabeza, el dolor era punzante y después de todo el alcohol que había ingerido la noche anterior no era de sorprenderse.
"¿Quién es?" Pensó. El alcohol le impedía recordar que la noche anterior había ido a un bar distinguido, donde había conocido a una despampanante pelinegra, una de las chicas de Julián, la había visto una vez colgada de su brazo como si no hubiese otro hombre en la tierra. Se había topado con ella casualmente en el bar y aunque ella gozaba la compañía de otro caballero, ella no dudo en ir con él cuando lo reconoció.
No era tan atractivo como Julián, pero era un diputado reconocido, además sabia, al igual que todo el mundo, la rivalidad que había entr
