Los gemidos de una mujer se escuchaban hasta el pasillo, el escudero de Harald y dos de sus hombres solo sonreían y bromeaban en su idioma natal, mientras esperaban a que su señor terminara sus asuntos maritales. Para ellos Harald no era solo un rey, era un amigo, un hermano de otra madre, lo veían como a un igual y lo respetaban como a un rey, su lealtad estaba con él, jamás lo traicionarían. Así que nadie quería interrumpir las actividades del hombre. Mientras tanto, dentro de aquel baño, Olivia se sujetaba con fuerza del cuello de Harald mientras lo veía directo a los ojos. Y de un momento a otro, simplemente su mente se nubló. Harald terminó dentro de ella, llenándola por completo de él y de su deseo, con esto esperaba que sus ganas de s*x*o disminuyeran un poco, pero por el contr