—No sabes como he deseado hacer esto desde nuestro último encuentro.
Olivia se estremeció ante la mirada lasciva de su esposo, cada encuentro con él era demasiado placentero, demasiado pecaminoso.
Las manos del guerrero recorrieron su cuerpo hasta llegar a su sexo*, haciendo que Olivia mirara en todas direcciones.
—Alguien puede vernos—Murmuró avergonzada y excitada.
—Le sacaré los ojos a quien se atreva a verte como yo te veo— dijo Harald mientras que sus labios degustaban de un modo sensual el cuello de su deliciosa esposa.
Sin perder el tiempo, la recostó sobre el pasto y la desvistió con sumo cuidado, Olivia se sintió avergonzada y al ver que se quitaba la ropa, desvió la mirada hacía el cielo, pensando en que se iría a los infiernos por ser una promiscua y ese vikingo sería el cu
