El retumbar de las campanas anunciaban la llegada de alguien importante.
Olivia se había puesto su mejor atuendo para recibir al rey, el rey Ecbert nunca antes se había presentado en Sajir, así que tenía que ser recibido de la mejor manera.
Las manos de la joven temblaban ligeramente, y cuando un carruaje sumamente elegante llegó ante ella, una oleada fría la recorrió, respiró hondo y relajó sus hombros.
Había organizado un banquete, todos los nobles estarían presentes, iba a ser juzgada duramente y estaba lista para defenderse, ser una princesa nunca fue fácil, todo lo contrario, estaba rodeada de enemigos qué fingían ser amigos, ella podía lucir noble y frágil, pero ese era su mejor escudo.
Al ver al rey Ecbert bajar de su carruaje, no dudó en hacer una reverencia, muchos hombres aco
