—No me molestes —dijo Bárbara, frunciendo el ceño y fingiendo estar molesta. —No te estoy molestando, pero te enseñé a no avergonzarte, tenemos que estar listos para cuando los gemelos se enteren de nuestra relación, así que... — Philip se acercó y en ese momento su aliento cosquilleaba la mejilla de Bárbara—. ¿Debería pedirle a Nora que no venga? Mientras el corazón de Bárbara latía con más fuerza, su mano apretó más la manta. —S-si prometes cerrar los ojos, no me importa, pero debes recordar... aún no somos marido y mujer y mi hermano dijo que... Antes de que Bárbara terminara de explicar, Philip selló sus labios con los de ella. Sus ojos se abrieron de par en par de repente y la máquina del monitor comenzó a parpadear, mostrando un ritmo cardíaco que había subido drásticamente. Cu

