Capítulo 6 – los mismos ojos de su padre.

1610 Palabras
–¿Te gusta la biblioteca? – preguntó Sofia fingiendo una sonrisa. No quería que los niños se dieran cuenta de la tristeza que sentía al no poder acompañarlos al lugar. –¡Sí! – Emily estiró el cuello. – Hay más libros allí. La sala de lectura es más amplia e incluso hay una sala de seminarios. Los visitantes también están más ocupados. La abuela le dijo a Louis varias veces que no los molestara. Pero Louis no hizo caso. Al escuchar las quejas de la pequeña, los ojos de Louis se abrieron de par en par. –No los estoy molestando. Solo quiero hacer amigos. –Louis, sabes que la biblioteca es un lugar para leer, ¿verdad? – preguntó Sofia suavemente. Sin embargo, su hijo se encogió al escucharlo. –Está bien. Ya no molestaré a los visitantes. Solo me sentaré en silencio y los observaré. –¡Eso sería aterrador! – dijo Emily mientras abrazaba su peluche con más fuerza. - Si un extraño me hiciera eso, cerraría el libro y buscaría otro lugar para leer. Al ver la cara sombría de Louis, Sofia le pellizcó la mejilla, tratando de animarlo un poco. –Emily tiene razón. No debes hacer que los visitantes de la biblioteca se sientan incómodos. La abuela podría ser despedida. En lugar de prestar atención a la gente, ¿qué tal si miras los libros en la sección de ciencia y tecnología? Hay muchas cosas interesantes que puedes encontrar allí. –¿Incluyendo autos geniales y drones voladores? – Los ojos de Louis se iluminaron de nuevo. Cuando recibió una respuesta positiva de su madre, sus manos se posaron en los hombros de su hermana. – ¡Emily, tenemos que visitar esa sección después! –Esas son cosas de hombres. No me interesan. Hoy planeo visitar la sección de cuentos de hadas e historias infantiles. –Entonces, ¿quién me leerá el libro? - dijo Louis con un tono decepcionado. –Tú mismo lo lees. – Emily se encogió de hombros y luego besó la mejilla de Sofia. Louis comenzó a molestar a su pequeña hermana. –Emily, vamos, Emily. Las letras son aburridas. –¡No seas perezoso! No leerás fluidamente si sigues dependiendo de mí. –No soy perezoso, pero cada libro se vuelve más interesante si lo lees tú. Además, no hay daño en que me leas un libro. Tú también ganas conocimiento. Al ver cómo discutían sus hijos, el corazón de Sofia se calentó. Emily ni siquiera había comenzado la primaria todavía, pero su actitud era muy madura. Mientras tanto, Louis... el niño seguía siendo tan infantil, pero hablaba como un gran empresario. Estaba claro que sus hijos serían personas importantes, incluso sin la necesidad de un padre en sus vidas. Tan pronto como pensó en Connor, la sonrisa de Sofia desapareció. Sin perder más tiempo, ella preparó el desayuno, comió con Raquel y los gemelos, y luego se fue al trabajo. Sin embargo, hasta las diez de la mañana, Connor Thompson aún no había llegado. Intrigada, Sofia contactó a la Srta Bell. Resultó que el CEO estaba programado para asistir a varios proyectos benéficos. ¡No vendría a la oficina hasta mañana por la mañana! –¿Me está tomando el pelo? Cerrando los ojos, Sofia reprimió la ira. –Cálmate, Sofia. ¡Mira el lado positivo! Puedes llegar a casa a tiempo y tener un poco de tiempo libre. Por otra parte, al otro lado de la ciudad, Connor Thompson se preparaba para asistir a un importante evento benéfico que tenía ese día. Después de su accidente, el hombre había prometido que devolvería a la sociedad un poco de todo lo bueno que él tenía. Así que, esa tarde iba a asistir a la gala de entrega de libros a niños de escasos recursos, el evento se llevaría a cabo en la biblioteca pública, donde Emily y Louis pasaban el día. Desde detrás de una pared, Emily asomó mientras abrazaba un libro de cuentos de hadas. Sus ojos redondos se veían adorables, a pesar de que estaba ansiosa. –Louis no me encontrará en la sala de seminarios, ¿verdad? - murmuró Emily mientras miraba a su alrededor. Estaba aburrida de leer libros sobre coches y se habia escondido de su hermano. Después de asegurarse de que la situación estaba segura, la niña se dio la vuelta. Desafortunadamente, terminó chocando contra la pierna de alguien. –¡Ay! Emily rebotó y aterrizó de trasero. El libro que sostenía fue lanzado a algún lugar. Sintiendo dolor y sorpresa, sus pequeños labios se fruncieron. Debajo de sus bonitos ojos, las lágrimas comenzaron a acumularse. –¿Qué hace una niña aquí sin la supervisión de un adulto? Al oír el regaño, Emily se abrazó a sí misma. Su cabeza se inclinó más profundamente. Cuando su miedo ya no pudo ser contenido, estalló en llanto. –Oye, no te estoy regañando. El hombre dobló las rodillas. Cuidadosamente, secó las lágrimas que rodaban por las mejillas regordetas de Emily. A simple vista, parecía preocupado. Pero, de hecho, solo temía que hubiera testigos que pensaran que era cruel con los niños. Su imagen perfecta podría dañarse. –Lo siento... no quise golpearte – sollozó Emily con voz temblorosa. –Lo sé. Por favor, deja de llorar. El hombre frotó la cabeza de Emily. Sin embargo, en lugar de calmarse, el llanto de la niña solo se hizo más fuerte. Emily odiaba cuando alguien desordenaba su cabello. –Señor Thompson, esta niña es una niña pequeña, no un cachorro. Debería darle un abrazo y una ligera palmada en la espalda para calmarla –¿Abrazar? – Connor Thompson abrió mucho los ojos. Su mirada se posó en los mocos colgando de la punta de la nariz de Emily. –Adelante, consuélala tú – dijo Connor a uno de sus guardaespaldas. –Pero fue usted quien chocó con ella, señor. Es su responsabilidad. Connor tragó saliva con dificultad. No quería que su traje azul de edición limitada se manchara con mocos de niña pequeña. – ¿Hay pañuelos? – Tampoco quería que su pañuelo de seda se manchara. Jeremy le entregó hábilmente un pañuelo de papel. Sin embargo, en lugar de tomarlo, Connor lo fulminó con la mirada. –¿Quieres que lo limpie yo? – susurró sarcásticamente. Antes de que Jeremy tuviera tiempo de responder, Emily ya había sacado el pañuelo y se había limpiado la nariz. Tenía dificultad para respirar si no se sonaba la nariz de inmediato. Sin embargo, después de arrugar el pañuelo, el llanto continuó. Le gustara o no, Connor la abrazó con su pequeño cuerpo en sus brazos. –¡Hey, no llores! No estoy enojado. Connor le dio palmaditas a Emily torpemente en la espalda. Se sentía extraño. Era la primera vez que enfrentaba a una niña tan de cerca. –¿Te duele algo? Emily negó con la cabeza. Después de secarse los ojos con sus pequeñas manos, se apartó de Connor. Sus lágrimas habían dejado de correr, pero su rostro seguía tan rojo como un tomate. –¿Te duele la pierna? Connor no se movió. No solo por la pregunta reflexiva, sino también por los ojos que brillaban como plata. En toda su vida, nunca había encontrado ojos más hermosos que los suyos. –No – dijo Connor con indiferencia. Su mirada seguía fija en el rostro adorable de Emily. Cuanto más lo miraba, más familiar le resultaba al hombre. . –¿Dónde están tus padres, pequeña? ¿Te has perdido? Emily se abrazó de nuevo. Su cabeza se inclinó preocupada. –Mamá está ocupada trabajando. Como no hay nadie que nos cuide en casa, venimos con la abuela a trabajar aquí. –¿Nosotros? –Mi hermano y yo. La pequeña voz sonaba tanto asustada como adorable. El corazón de Connor se ablandó al oírla. –¿Tu abuela es bibliotecaria aquí? El tono de Connor era suave, pero Emily seguía tímida. –¡Por favor, no despida a la abuela! Prometo no causar más problemas. Tendré más cuidado de no chocar con nadie de nuevo. Cuando Emily asintió, sus largas pestañas brillaron. Connor se sintió hipnotizado por su encanto. –Estoy seguro de que eres una buena niña. Así que no despediré a tu abuela. Sonriendo, recogió el libro cerca de sus pies. - Esta es la historia de La Bella y la Bestia. ¿Puedes leerla ya? –Sí, desde que tengo cuatro años sé leer. Mamá me enseñaba todas las noches y luego practicaba sola en la biblioteca. Emily asintió con ternura. Connor se sintió conmovido y quiso acariciar su cabello. Sin embargo, antes de que sus dedos llegaran, la niña se cubrió la cabeza con ambas manos. –Por favor, no me desordene el cabello otra vez, señor. No me gusta que mi cabello esté desordenado – pidió con una cara de disgusto. Connor se quedó atónito de nuevo. Mientras pensaba en el parecido de la niña consigo mismo, la observó. La ropa de Emily no era cara, pero era muy ordenada. La niña incluso llevaba un pañuelo sobresaliendo de su bolsillo. –¿Cómo te llamas, Niña Inteligente? La niña de ojos redondos dudó. Sin embargo, después de un rápido suspiro, respondió, –Emily. Emily Herrera. El corazón de Connor de repente dio un salto. Sus ojos se agrandaron al ver la cara frente a él. Apenas se dio cuenta de que la niña se parecía a su nueva abogada, ¡y sus apellidos eran iguales! ¿Podrían ser ciertas sus sospechas? ¿Sofia era la chica de hace cinco años y Emily era su hija?
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