Todo está oscuro a causa de la venda que han colocado en mis ojos, me tienen amarrada a una silla, y aún no sé qué es lo que quieren de mí. Sólo les escucho murmurar y un gran eco cada vez que algo se mueve... tengo miedo, demasiado miedo. Tengo temor de que me puedan hacer algo que dañe a mi bebé o mucho peor aún; que me maten. —Jefe, la princesita Di Marco ya está con nosotros, ¿qué quiere que le hagamos? — le escucho que pregunta a uno de ellos y con sólo hacerlo una sensación de escalofríos recorre todo mi cuerpo. «¿Me han secuestrado por dinero? ¿Y si ha sido Sandoval? ¿Y si ha descubierto quien soy en realidad?» Mi corazón late con fuerza, me sudan las manos y por más que intento moverlas para desamarrarme, es imposible. —Entiendo perfectamente, será como usted diga — le vuelvo a