(Siguiente día) - Casa de los Ruíz de Con.
Luz bajó las escaleras de su casa hacia la cocina mientras vestía unos vaqueros de cintura alta con resorte y una blusa de manga larga blanca con rayas negras. Se acomodaba las gafas para ver mientras sobre la mano traía su cámara. Desde los primeros escalones ya podía a oler los waffles del famoso “sábado de wafles” que la familia tenía desde hace mucho tiempo y eso le abrió el apetito.
—Pa’ crees que puedas ayudarme con esto de la cámara, creo que se trabó — le dijo a Tristán mientras ignoraba todo alrededor.
Ella subió la mirada y vio a David Canarias sentado en el comedor de la cocina — ¿Qué haces aquí? — dijo sorprendida.
—Luz, saluda bien, David es nuestro invitado.—
En ese momento él sonrío coqueto mientras Luz lo ignoraba y continuaba su andar hacia su padre.
—No sabía que usabas gafas para ver — le comentó.
—No sabía que podíamos invitar gente a la tradición familiar del sábado de wafles — replicó ignorando el comentario.
—A veces se hacen excepciones — contestó Tristán.
Su padre se puso a revisar la cámara atento mientras Luz veía de reojo a David Canarias que tomaba café a sorbos mientras recargaba sus codos sobre la mesa. Le volvió a sonreír y ella se sonrojó.
—Listo mi Lucito, estaba un poco pegado acá— le dijo su padre para luego darle un beso sobre la frente.
Luz dirigió la cámara hacia David y le tomó una foto — es de prueba — murmuró y él movió la cabeza negando mientras sonreía.
—¿Puedes ir a llamar a tus hermanos? Ya está esto listo. David nos hizo el favor de poner el servicio de la mesa — habló Tristán — David ¿te gusta la crema batida? —
— Amo la crema batida — respondió sonriente.
Luz salió de la cocina bajo la atenta mirada de David y subió de nuevo a su habitación para dejar la cámara. Fue al cuarto de Sabi que ya estaba despierta y parada sobre la cuna tomándose de los barandales de ésta y la cargó.
—¿Y ahora qué hace ese aquí? — le dijo a la niña mientras la ponía sobre el cambiador y veía el pañal — ¿ahora viene a los sábados de wafles? ¿Tu que piensas? —
La niña sonrío y sólo hizo unos pequeños ruiditos seguido de un ¡mamá! ¡Mamá! ¡Mamá! Que a Luz le dio risa.
—Si, ya vamos con tu madre.—
Salió del cuarto para tocarle la puerta a Maria Julia que salió con la centro de la ropa sucia atiborrada de pantalones, camisetas y ropa para bebé.
—Te ves terrible.—
—Pasé una noche terrible. Sabi no pudo dormir bien, no respiraba bien y bueno.. ya sabes.—
Ambas caminaron por el pasillo de la casa y Luz tocó la puerta de su hermano — Manu, es hora.—
—¡Voy! — gritó.
—Vístete porque tenemos un invitado — le dijo Luz.
—¿Invitado? — preguntó María Julia y de pronto al llegar a la cocina vieron a su madre platicando con David alegremente y comiendo los primero wafles.
Ximena los vio — ¡Siéntense! — los invitó y se puso de pie para que Luz se sentara al lado de David aún con la nena entre los brazos.
—¿Qué tienes mi amor? — le pregunto él tierno. —
—Sí, por eso te llamamos — dijo Tristán de repente y Luz vio a David que sonrío coqueto — Sabi no pudo dormir en toda la noche y quiero ver si tiene algún tipo de alergia o algo.—
—¿Me la prestas? — le pidió a Luz y ella le dio a Sabi. La niña al verlo sonrió.
—¡Coqueta! — dijo Ximena sonriendo — se parece a Luz de pequeña, sólo que ella decía un “Hola” “Hola” — y Tristan sonrió.
Luz volteó a ver a su madre con ojos de “pistola” y ella sonrió. David siguió revisando a Sabina y la niña simplemente quería comer de sus wafles.
—Ya, ya, ahora comes Wafles, espérame un momento — la consoló —¿Me pasa una toalla de papel? — le preguntó a Luz y ella se la dio para después ponérsela en la nariz a la nena — haz así — le dijo tierno y sacó el aire lo más fuerte que pudo. La niña lo imitó y David le sonó la nariz, luego vio la toalla de papel — es sólo una pequeño resfriado, sólo que deben tenerla en observación porque la noto algo más caliente de lo normal.—
—¿Quieres que vaya por un termómetro? —pregunto María Julia.
—Sí, así me aseguro de que todo esté bien, si no para mandarle la receta, aunque para estar con temperatura está de buen humor ¿verdad? —
—Wafes — le dijo la niña.
—Pásamela yo le doy Wafles — dijo Luz mientras le estiraba las manos y Sabi negaba con la cabeza.
—Ves, quiere estar con el tío David.—
—Creo que si le gusta estar con el tío David — afirmó su madre.
—¿Ahora ya son dos tíos David? — comentó Manuel.
—Es bueno tener un tío pediatra — dio María Julia.
—Ves, tiene su ventajas — le murmuró David a Luz.
Ella tomó un poco de la crema batida y la comió ignorándolo. El resto del desayuno sólo escuchó como su familia se reía con las anécdotas y de todo lo que había pasado, de pronto hubo algo que le llamó la atención.
—Y luego… me llegó una sorpresa, una chica exploradora de cuevas en Perú que se dio un golpe en la frente.—
Luz volteó a verlo abriendo los ojos de una manera tan grande que David pudo ver hasta su alma.
—¿Fue David el chico que te curó? — preguntó su madre interesada.
—Sí, fue David…— contestó como si nada.
—¿Y? ¿Por qué no nos dijiste? —
—Porque — y sintió todas las miradas sobre de ella — porque él me pidió que no lo dijera porque quería contarlo él mismo cuando los viera… ya sabes, como parte de sus anécdotas.—
La comisura de la boca se torció y alzó una de las cejas. Siempre olvidaba que Luz era muy ingeniosa para zafarse de muchas situaciones — Por qué no les cuentas también que luego te patié el trasero y te eche gas lacrimógeno en los ojos — remata.
—¡Es en serio! — comentó Manuel — ¿Mi hermana te dio una madriza? —
—¡Manuel! No seas grosero — le dijo su padre de inmediato.
—Lo siento, pero es que es lo que es.—
—¿Te dolió? — comentó María Julia entre risas.
—¿Casi pierdes los dientes? — insistió Manuel muerto de risa.
—No lo dientes pero casi me deja ciego, aún así señor quiero decirle que nunca debe temer porque su hija salga sola de viaje, se sabe defender muy bien y tiene mucha fuerza — alabó a Luz que se sonrojó de pronto.
—Me alegra que haya aprendido bien la lección y tú también — contestó Tristán y todos rieron.
Terminaron de comer y David se fue junto con María Julia a la habitación de Sabina para tomarle la temperatura, mientras Luz y Manuel ayudaban a sus padres a recoger todo y limpiar.
—Creo que le gustas a David Canarias — comentó Ximena mientras lavaban los trastes.
—No le gusto, está encaprichado conmigo — contestó ella seria — toda la vida a su lado y ahora resulta ¿qué me presta atención? Pffff… no soy su tipo ma.—
—No seas amargada, le gustas y no le veo nada de malo, eres guapa, inteligente, independiente… y la verdad es que no nos caería mal un doctor en la familia. Tu abuela quería que me casara con un doctor.—
—¡Guau! Y sólo te casaste con un empresario dueño de toda Ibiza — contesta ella sarcástica.
—De medio Ibiza, la otra parte la tiene el papá de David — bromea Tristán divertido.
—Exceder las expectativas nunca ha sido malo ¿o si? — agrega Ximena bromando —Aún así, un pediatra... y ambos son guapos, imagínense los hijos.—
—Dejen de hacerse pájaros en la cabeza señores Ruíz de Con, porque no es así y no será, ahora si me disculpan, me retiro.—
—¡Llévate a David! — grita Tristán en broma.
Luz sale de la cocina y después de unos pasos hacia la sala se encuentra a David que viene bajando las escaleras.
—Tu sobrina sólo tiene principios de catarro, ya le di una receta a tu hermana — dice como si nada.
—¿Crees que podamos hablar? — contesta ella.
Ambos caminan hacia la sala, ella abre la puerta del jardín y salen juntos. Se alejan lo más que pueden de la casa caminando y ella va seria. Cuando están solos completamente Luz sube la mirada y esa chispa reaparese, pero la ignora.
—David, sé lo que estás tratando de hacer y no va a funcionar.—
—¿Qué es lo que según tú hago? — contestó cruzando los brazos a la altura del pecho.
—No soy tu tipo, no soy como las chicas a las que estás acostumbrado y viniendo a “ganarte” a mi familia es una movida muy baja.—
—Tu familia me llamó a mí, es más, fue tu padre, me invitó al sábado de wafles que es muy divierto y si de pasada venía a verte a ti pero principalmente vine a ver a Sabina y a comer wafles...—
—No… —respondió firme —No soy tu tipo.—
—Eso lo decido yo Luz, no tú.—
David tomó aire y luego vio hacia el jardín, regresó para verla directo a los ojos — Luz ,cuando te vi en Perú te pensaba de vez en cuándo, pensé que era algo pasajero y que era más por la anécodta pero, después, de la visita al parque con Sabi, del tiempo juntos... yo, no puedo dejar de pensar en ti — le confiesa y ella esquiva la mirada sintiendo todas las mariposas del mundo revoloteándo dentro de su estómago.
—Pues “despiensame” y ya — contesta ella simple.
—“Despiensame”, esa palabra no existe, por lo que es imposible que lo haga, gobiernas mi cabeza Luz Ruíz de Con y te confieso que… me gusta mucho.—
—¡Basta! — contesta de tajo — David, somos incompatibles, yo soy tímida, reservada, no.. en fin, no soy para ti ni para eso que tú quieres.—
—¿Eso que yo quiero? ¿Qué es lo que quiero? Dímelo que te ves muy segura de saberlo. —
—Lo que yo no te voy a dar, eso es lo que quieres… mira, tal vez con la chica del hotel funcione, pero conmigo no. Somos amigos porque nuestras familias se conocen pero eso no te da derecho a meterte con ellos y a venir a un sábado familiar a “caerles bien”. Lo siento, pero eso no funciona… ¿ok? Así que, gracias por curar a Sabi, espero hayas disfrutado los wafles y adiós…—
Luz se aleja de David y él la toma del brazo — no, espera… no hubo nada entre Sofía y yo, sólo fue una copa y regresé a casa de mis padres— confesó.
Ella levantó los hombros — Pues que bien.. o qué mal, no sé.. no me incumbe. Ahora si me disculpas me tengo que ir.—
David la vio a los ojos y toda su cara se iluminó sin que ella se diera cuenta — Sólo, déjame ir.—
—Por ahora lo haré, y porque tu hermana nos está viendo por la ventana, pero no te será tan fácil.—
—David, crecimos juntos, nos veíamos todos los días en la escuela y jamás me buscaste y ahora estás aquí necio, queriendo que te haga caso, pero no funcionará, no me “conquistarás” y me llevarás a la cama, si ya se te terminaron las mujeres para follarte, el mundo es muy grande para que encuentres una… ahora, con permiso.—
Luz se sentó y caminó hacia la puerta del jardín, él corrió tras ella y la volvió a tomar del brazo — ten — dijo serio y le entregó un pequeño gato de origami — la próxima vez será uno más difícil. Dile eso a Sabi — finalizó y después siguió su camino para entrar primero él a la casa.
Ella se quedó afuera viendo la figura que hasta ojitos y bigotes tenía pintados con plumón n***o y sonrió discretamente. Después dio la vuelta a la figura y decía con su letra.
“Queda pendiente el helado...” David.