Angelica White
Crissy Field es exactamente lo que necesitaba hoy.
Amplio, tranquilo, con el mar a un lado, el aire salado llenándonos el cuerpo, el sol en un punto perfecto para que no haya demasiado calor y poder disfrutar de la vitamina D matutina y por supuesto, el Golden Gate tan cerca que parece irreal.
Hay familias paseando a sus perros, ciclistas con café en mano y algunas gaviotas demasiado entrometidas para lo temprano que es.
Curtis camina a mi lado, sin prisa. Llevamos los abrigos abiertos, el viento en la cara me alborota un poco el cabello, pero nos mantiene frescos. Ambos adoptamos la misma posición mientras caminamos, las manos metidas en los bolsillos, como si no necesitáramos tocarnos para saber que estamos juntos.
Él no dice mucho. Yo tampoco.
Está así desde ayer,
