- Una vez más señora Rochester – me dice la doctora y yo pujo con todas mis fuerzas. - Tú puedes hija – dice mi madre y aprieto su mano hasta el punto de en el que siento que se la voy a partir, pero un instante después de escucho el mejor sonido del mundo. - Ya está – dice la doctora viniendo hasta mi para ponerla en mi pecho. Mi hija llora y yo con ella, es hermosa y está completamente sana. Ya pasaron siete meses desde el accidente y mi esposo no ha mostrado evolución alguna. Un mes después de que tuviera amenaza de aborto, me puse a cargo de la empresa, mis padres y mi suegra se mudaron conmigo a la mansión para cuidarme durante el embarazo. Cada día durante estos siete meses he visitado a mi esposo y me parte el corazón verlo, ver que no da n