Capítulo 42 Alexandro La justicia para Omar no será un camino fácil; será un laberinto oscuro, con Vladímir al final, sonriendo, creyendo que su juego ha terminado. Pero no permitiré que así sea. Mi mente, que antes ha estado agitada por la incertidumbre y la preocupación, ahora está lúcida, ardiendo con un propósito singular. Hay que moverse rápido, con precisión. La libertad de Omar depende de ello, y el honor de mi familia, pisoteado por una mentira descarada, exige una respuesta contundente. —Tenemos que hacer algo —digo, mi voz baja, casi un murmullo, pero con una intensidad que Omar puede sentir a través de los barrotes. Sus ojos, que antes están apagados por la desesperación, ahora brillan con una tenue chispa de esperanza, aferrándose a mi determinación. Santiago se inclina, s