Capítulo 25 Alexandro Nos acomodamos en el comedor, y la mesa se llena rápidamente con un festín: humeantes chilaquiles rojos y verdes, acompañados de queso y crema, una charola de huevos al gusto —revueltos, estrellados, a la mexicana—, y un plato grande de frijoles refritos espolvoreados con queso fresco. No falta el pan dulce recién horneado ni las tortillas de maíz calientitas, listas para envolverlo todo. El aroma a café recién hecho inunda el ambiente, mezclado con el dulce olor de la fruta fresca cortada. Comemos tranquilamente, entre pláticas y una que otra risa. Recordamos lo bien que la pasamos el sábado pasado, en la fiesta del día de las madres. Mi madre mandó a hacer un portarretrato con la foto de ella con Lucianita, y la mandó a colgar en la sala cerca de las otras fotos