A medida que la oscuridad que invadía su mente y sus ojos poco a poco se desvanecía, su dolor de cabeza incrementaba en intensidad rápidamente. Mientras recuperaba la visión intentaba reconocer el sitio en el que se encontraba, pero fue en vano, todo se encontraba a oscuras y no permitía que pudiera discernir sus alrededores. Intentó mover sus brazos, pero sus esfuerzos no rindieron frutos. Estaba atado a una silla que evitaba que él pudiera moverse de cualquier forma, además de que se sentía extremadamente débil, seguramente le había inyectado alguna droga luego del golpe. Lo último que recordaba era intentar entrar a su departamento y luego… fue noqueado. Sin embargo, y a pesar de que no observó el rostro del perpetuador, el miedo comenzó a instaurarse en todo su ser, al percatarse de q