No lo planee, no lo seguí desde su edificio ni organicé ese encuentro, en realidad, no esperaba verlo después de reunirme con mi padre y me tomó por sorpresa, tanto, que dudé de mi memoria y pensé que habíamos quedado en reunirnos – ¿me estabas esperando? – busqué mi celular en caso de que tuviera un nuevo mensaje. – ¿Qué haces aquí? – preguntó de pronto. – Vine a comer con mi padre, es su restaurante favorito, mi familia tiene una habitación con nuestro apellido, metafóricamente hablando, ¿por qué? – lo miré y entendí tardíamente que no era a mí a quien buscaba, me sentí como una tonta – y, ¿vienes a comer?, estoy…, interrumpiendo tu cita. Él miró la entrada del restaurante – no, un cliente me contó de este lugar, le dije que no era mi estilo, pero insistió y aquí estoy, ¿qué tal la co

