Capítulo 5. La esposa.

1568 Palabras
Wendy se había comprado un hermoso vestido rojo, que se cernía a su esbelta cintura, se sujetó el cabello en un chongo y se puso la joyería más costosa qué tenía, se puso un poco de perfume y un delicado maquillaje, tenía que estar a la altura de la familia Priego. Se miró en el espejo y se sintió algo dudosa, ¿Qué diría la gente?, los últimos meses fueron puros chismes, nadie sabía la verdad, había visto lo cruel que las personas podían ser. Salió de su habitación y se quedó estática al ver a Vincent yendo hacia ella, totalmente absorto en su corbata. Cuando Vincent alzó la vista, un vuelco en su corazón lo tomó por sorpresa. Sin duda Wendy era una de las mujeres más bellas que él había visto, había escuchado hablar de la belleza de Wendy Torres, a él no le importaba lo que la gente dijera, solo tenía ojos para Catalina, pero al presenciar aquellos rumores con sus propios ojos, no tuvo duda de que todo lo que decían era verdad, se aclaró la garganta y se recompuso rápidamente al sentirse culpable de ver atractiva a otra mujer que no fuera Catalina. —Veo que ya estas lista—Dijo mientras que volvía su atención a la corbata, pero el nudo no le quedaba muy bien. —Si, ¿Me veo bien?. —Si, es aceptable—Dijo Vincent sin darle tanta importancia. Wendy se acercó a él y lo miró fijamente. —¿Puedo?—Preguntó mirando su corbata y sus largos dedos. Vincent dudó, pero al final asintió y apartó las manos, dejando que Wendy tomara el control. Wendy hizo un nudo perfecto, le acomodó el cuello y asintió satisfecha, para que una persona se viera elegante, tenía mucho que ver la ropa, pero también la personalidad, Vincent lo tenía todo, tenía esa personalidad fuerte e imponente, además de la altura y el cuerpo perfecto, le ayudó inclusive a ponerse el saco, él era un hombre atractivo, era así de simple, no importaba si lo odiaba o no, no podía negar lo evidente. Toda su ropa era de marca, y sus trajes hechos a la medida. Se miraron el uno al otro, y fue Vincent quien se apartó primero. —Vamos, es tarde. Al llegar a aquella reunión, Wendy se sorprendió cuando Vincent la tomó de la mano para entrar, un calor inexplicable envolvió su mano, junto con aquel apretón que la hizo sentirse más confiada, así debía de sentirse Catalina estando a lado de Vincent. Todos en aquella elegante fiesta se percataron de la pareja que recién llegaba y de inmediato los rumores empezaron a formarse. —¿No es esa Wendy Torres?. —Pobre muchacha, ¿Escuchaste lo que le pasó a la familia Torres?. —¿Estarán saliendo?. —Que bella es, su madre era una súper modelo, escuché que la señora Robles se metió con su padre y hostigó a la madre de la chica, tanto que la pobre mujer terminó en el hospital y el padre terminó suicidándose al perder todo su dinero por culpa de una aventura. —Pobre muchacha. Wendy trataba de no escuchar lo que decían, se sujeto con más fuerza de la mano de Vincent y este la miró por el rabillo del ojo. —Has oídos sordos, nada de lo que dicen importa. Wendy asintió. —¡Wendy!. La señora Flor se acercó a la pareja y sonrió al verlos tomados de la mano. —Veo que la vida de casados les queda bien. —Abuela, ¿Cómo has estado?—dijo Wendy mientras le daba un beso en la mejilla a la señora Flor. —He estado perfectamente. La señora Flor miró a su nieto, ella estaba convencida de que el amor que sentía por Catalina, no era más que una absurda obsesión y también sabía que Catalina podía ser muy manipuladora, lo suficientemente buena como para mantener a Vincent interesado en ella, esperaba con todo su corazón que su nieto abriera los ojos, y la única solución que encontró, fue poner una mujer realmente buena en su camino, una mujer como Wendy podía abrirle los ojos. —No te quedes ahí, ve presenta a tu esposa—Ordenó la señora Flor. Vincent presentó a Wendy como su esposa, sus conocidos y amigos se sorprendieron de saber que si era verdad que se había casado. Todos sabían que él amaba a Catalina, y pensaban que se había casado al fin con ella, pero entendían porque había elegido a Wendy, Wendy era una mujer muy bella y agradable, además de noble, antes de la quiebra familiar, la familia Torres se caracterizaba por su generosidad con los demás, inclusive Wendy había formado campañas para ayudar a niñ*os con bajos recursos. La velada iba perfecta, hasta que de pronto. Wendy se tensó al ver a esa mujer. Catalina había llegado, ella sonreía felizmente, a pesar de lo que decían de ella, a Catalina eso no parecía importarle en lo más mínimo, Vincent estaba igual de sorprendido de verla, no se suponía que ella estuviera en aquel lugar. Se apartó de Wendy sin dudar y se acercó a Catalina, Catalina sonrió ampliamente y sujetó a Vincent del brazo, haciendo que los murmullos empezaran. —¿Qué haces aquí?—Preguntó Vincent sin apartarla. —Mi tío fue invitado, así que lo estoy acompañando, si puedo estar cerca de ti, no me importa lo que digan, tomaré la oportunidad. Vincent estaba feliz de verla, pero pronto se dio cuenta del alboroto que se estaba formando, se aclaró la garganta y se alejó con suavidad de Catalina. Debía de ser prudente. Mientras que Wendy solo los observaba, estaba quedando en ridículo por culpa de esa malvada mujer. Aun no comprendía, ¿Por qué Vincent la amaba tanto?. —Señorita Torres. Wendy se giró y sonrió al ver al doctor Luis, nunca pensó que lo encontraría ahí. —Que pequeño es el mundo—Dijo Luis mientras admiraba a Wendy, —¿Cómo ha estado?. —Muy bien, gracias, empecé a tomarme las vitaminas que me recetó, se lo agradezco. —No hice nada extraordinario, veo que viene acompañada—Dijo Luis mientras miraba a Vincent platicando con aquella mujer, parecían muy íntimos, un poco descarados a su parecer. —Si—Dijo Wendy sin ganas de entrar en detalles. Luis no podía creer que Vincent fuera tan tonto como para dejar de lado a Wendy por alguien como Catalina, los Robles tenían una reputación cuestionable, todos sabían lo que habían hecho esas dos mujeres. —¿Y usted, viene con alguien?—Preguntó Wendy con curiosidad. —Si, con mi madre, debe de estar por ahí socializando— dijo Luis mirando a su alrededor. Wendy asintió, Luis era atractivo, y parecía alguien noble. Mientras tanto, Vincent tenía toda su atención en Catalina, cuando de pronto, recordó que había ido a aquella reunión con Wendy, la buscó con la mirada y sintió una punzada en el pecho al verla platicando alegremente con un tipo. —Esa mujer no pierde el tiempo— dijo Catalina mirando en la misma dirección que Vincent. —Tengo que ir con ella—Dijo él mientras miraba a la gente. —Nos vemos más al rato, puedo ir a tu casa. —No deberíamos de vernos, ahora que Wendy ha sido presentada como mi esposa será mejor mantenernos al margen. —¿Cómo puedes ser tan cruel?. —Estoy haciendo todo lo que puedo para limpiar el apellido Robles, debes de ser paciente, ¿Confías en mi?—Preguntó Vincent. Catalina asintió, confiaba en él, pero no en Wendy y sus intenciones, no iba a dejarle el camino fácil. …. —Vincent Priego es mi esposo— dijo Wendy no muy orgullosa de eso. Luis ya lo sabía, se había enterado tan solo unos minutos atrás, lo que sintió, fue decepción, pero al mismo tiempo al ver a Vincent con Catalina, miró una oportunidad, en aquel matrimonio no podía haber amor, estaba seguro de eso. —Felicidades, me enteré que se acaban de casar hace poco. —Si, así es. Luis miro la incomodidad de la chica y cambió de tema. —¿Le interesa algún objeto de la subasta?. —¿Subasta?. —Si, este evento, es para vender algunos artículos prestigiosos, el dinero será donado, ¿No se lo dijo su esposo?—Preguntó Luis. Wendy negó. —Tengo una lista de lo que se va a subastar—dijo Luis sacando una hoja de su bolsillo, se lo dio a Wendy y de pronto, la mirada de la chica se iluminó. —¡El corazón de mar!— Exclamó muy emocionada. —A, si, escuché que un coleccionista lo donó para este evento, creo que está valuada en diez millones. —Si—Murmuró Wendy. —¿Conoce la joya?. —Era de mi abuela, se lo dio a mi madre y ella me lo dio a mi. Luis se sorprendió. —¿Qué hace en esta subasta?. Wendy recordó que cuando fueron echadas de su casa por su padre, todas las joyas se quedaron en la caja fuerte, seguramente había sido esa mujer, la amante de su padre, ella debió de vender todo lo de valor. —Gracias por cuidar a mi esposa—Dijo aquella voz masculina, haciendo que Luis se alejara un poco de Wendy.
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