—Solo seguimos órdenes, tampoco nos gusta la señorita Catalina, pero ¿Qué podemos hacer?, es nuestro trabajo.
Wendy asintió, no estaba enojada. —No sé preocupe, y no vaya en contra de las órdenes del señor Priego, yo puedo cocinarme.
—Cualquier cosa que necesite, solo dígamelo, no tenemos que contarle todo al señor Priego.
Wendy asintió y empezó a cocinar, se hizo una pechuga a la plancha y un poco de arroz con verduras, se sentó en la mesa y empezó a comer.
Mientras tanto, Vincent llegaba a la casa, hoy Catalina no lo acompañaba, habían discutido y al final Vincent decidió darle tiempo para que se calmara, algunos regalos la pondrían de buen humor, sabía cómo hacer que Catalina se sintiera mejor.
Al entrar a su casa, fue por un vaso de agua y en el comedor se encontró con aquella mujer extraña que había olvidado que vivía con él.
Suspiró al recordar que estaba casado con ella.
Wendy se puso de pie y Vincent la admiró, ella tenía una inocencia que la hacía ver tan grácil como un hermoso cisne.
La chica siempre lograba verse frágil e indefensa, había sido obediente y eso molestaba a Vincent, pensó que pelearían desde el primer día, pero ella era tan sumisa, que él no podía hacerla enojar.
—Bienvenido a casa—Dijo Wendy.
Vincent se sentó en aquel comedor y Wendy volvió a tomar asiento. Si él no podía hacerla enojar y hacerla qué se marchara, tal vez era mejor cambiar de estrategia.
—¿Te gusta vivir aquí?.
Wendy lo miró y asintió.
—¿Puedes hablar con la verdad?—Preguntó él un poco irritado.
—Solo quiero ser una buena esposa, si estoy a tu lado, viviré feliz—Dijo Wendy.
Vincent sonrió. —No digas tonterías, no me amas y no te amo, ¿Cuál es la verdadera razón?, te lo pidió mi abuela, ¿No es así?, ¿Qué te prometió?, puedo mejorar su oferta.
Wendy tragó saliva. —No lo creo, amas tanto a Catalina, así que no podrás hacer, lo que tu abuela me ha prometido.
—Si le tocas un cabello a Catalina…
—No soy como ellas—Dijo Wendy con determinación, era la primera vez que Vincent lograba ver un poco de coraje en ella. —Lastimar a los demás, no es algo que me interese, no lo haría solo por satisfacción.
—¿Qué te prometió?.
—Justicia.
—Catalina no tuvo nada que ver, yo mismo lo investigué, no puedo decir lo mismo de su madre, si solicitas el divorcio, encontraré al verdadero culpable, y haré que pague, y te olvidarás de Catalina.
Wendy sonrió haciendo que Vincent se sintiera incómodo. Ella sabía que ese hombre haría cualquier cosa por esa mujer, confiar en él, sería estúpido. —En verdad te amo—Dijo al fin, Vincent no podía ver la verdad a pesar de que estaba justo en sus narices.
—Veo que no confías en mí, así que te propongo algo, en cinco meses es el juicio de la madre de Catalina, si es declarada inocente, entonces tú, firmarás el divorcio sin objeción.
—¿Cree que soy estúpida?.
—No, si es declarada culpable, te reconoceré como mi esposa, te daré todo lo que me pidas, hare pagar a la familia Robles.
—¿Incluyendo a Catalina?—Preguntó Wendy mirándolo fijamente.
Vincent lo pensó. —Incluyendo a Catalina—Dijo muy convencido de que Catalina no tuvo nada que ver.
Wendy lo pensó detenidamente, si su madre despertaba en esos cinco meses, no iba a importar lo que él le propusiera, ya había firmado un acuerdo con la señora Flor Priego, aun si no despertaba, Wendy tendría el tiempo suficiente para encontrar las pruebas que necesitaba. —Bien, acepto.
Vincent se deleitó con aquellos ojos grises que Wendy poseía, era una mujer tentadora.
—Bien, entonces, en vista de que ahora eres mi esposa por nombre, tienes que comportarte como una, los chismes empiezan a circular, seré cuidadoso, y espero que tu también, llevemos la fiesta en paz, hasta el juicio.
Wendy asintió. —Bien.
—Amo a Catalina, así que no me pidas que te ponga por encima de ella, porque no lo haré, espero que lo entiendas.
—Entiendo.
En el mundo de Vincent, las apariencias lo eran todo, los contactos y las relaciones, no podía darse el lujo de caer en rumores tontos, por eso había peleado con Catalina, el rumor de que se había casado ya se corría y todos decían que Catalina era una delincuente al igual que toda la familia Robles, una vergüenza total que alguien como Vincent estuviera con una mujer así.
Vincent no podía permitirse eso, a pesar de que amaba a Catalina, hasta que su apellido y nombre no estuvieran limpios, no podía hacer nada, solo ceder y esperar a que los abogados hicieran su trabajo, no iba a perder a Catalina, ahora se arrepentía de no haberse casado con ella mucho antes.
—Mañana habrá una reunión importante, quiero que vengas, para presentarte como mi esposa.
—¿Vas a presentarme?.
—Si, así que ponte algo decente—Dijo Vincent sacando una tarjeta de crédito. —Compra lo que necesites.
—Te lo pagaré.
—No hace falta, solo compórtate y estaremos a mano.
Wendy asintió.
Al día siguiente, a tempranas horas, Catalina ya se encontraba haciendo una rabieta.
—¿Cómo puedes decirme eso?.
—Tienes que entender, te lo pido por favor.
Catalina miró a Vincent y algunas lágrimas corrieron por su rostro, Vincent se apresuró a limpiarlas y acariciar sus labios. —No debes de preocuparte, pronto todo se arreglará, y podremos casarnos al fin, tener la familia que tanto hemos planeado.
—Mientras tanto debo de soportar verte con esa, ¿No es así?.
—Solo es para calmar los rumores, no siento nada por Wendy, te amo a ti.
—¿Y mientras que debo hacer?.
—Demuestra que no eres culpable y levanta tu bello rostro, yo estaré para defenderte de quien se atreva a molestarte.
Catalina lo abrazó mientras que apretaba los puños, no iba a dejar que ninguna zorra le quitara a Vincent, menos una como Wendy.