Capítulo 15
Stephanie
Flashback…
—Aquí tienes lo que me pediste —Sonreí con maldad al ver el paquete en mis manos.
—Gracias —El tipo se fue luego de haberme dado un leve asentimiento con la cabeza.
Observé el paquete con malicia, no sabe lo que le espera, ni se lo imagina, reí al saber que sus días en libertad están contadas.
Abrí la cajuela de su vehículo y antes de dejarlo, le di un beso al paquete.
Cerré la cajuela. Esbocé una malévola sonrisa mirando la cajuela.
Llamé a las autoridades para darles aviso de que Antoni Meyer estaba traficando drogas.
Actualidad…
Le di un sorbo a mi copa de vino disfrutando de la gran noticia de que Antoni Meyer estaba detenido por traficante de drogas.
—Salud amorcito —Levanté la copa y volví a beber de ella —¿Quién lo iba a decir que eras un delincuente? Qué horror —Una fuerte risa salió de mi garganta, mientras miraba su foto en la pantalla de mi celular.
Nunca debiste haberme rechazado, desde que conociste a esa maldita Montenegro cambiaste, te volviste frío y me botaste como si no fuera nada en tu vida, luego de años de estar juntos. Lo vas a pagar muy caro, te lo juro. Miré con odio su imagen en el celular.
Vi que me llegó una notificación a mi celular del oficial Brown.
“Antoni Meyer ya se encuentra detenido en los separos, mañana será trasladado a prisión, fue un gusto trabajar con usted”.
—¡Perfecto! —Estaba tan feliz, mis resultados estaban dando frutos.
Le di el último sorbo a mi copa.
—Vas a pagar por algo que no hiciste, cuando estés adentro pagaré para que te traten muy bien —Una risa diabólica salió de mi garganta.
Isabella
Estaba en la empresa de Antoni, tenía que investigar el más mínimo detalle, aunque sea tonto, pero algo debo encontrar.
—Señorita, las cámaras estuvieron fallando alrededor de las 10 de la mañana —Maldita sea.
Resoplé con frustración.
—¿Ya había pasado antes? —El muchacho negó. Fruncí el ceño.
“Esto fue planeado para culparlo, es mucha casualidad que las cámaras no estuvieran funcionando”.
—Gracias —El chico asintió y me dejó sola en la oficina de Antoni.
Recibí un mensaje de Demian, diciéndome que mañana lo trasladarán a prisión.
—No, no —Salí de prisa.
—¿Qué pasa? —Inquirió Sally preocupada.
—Me tengo que ir —Le dije en tono apresurado.
Me subí a mi nuevo vehículo, me puse el cinturón de seguridad y me alejé.
—¿Cómo que mañana lo llevarán a prisión? —Solté angustiada al llegar a la oficina de Demian.
—Yo también estoy así, debemos impedirlo —Sentenció.
Afirmé con la cabeza con rapidez.
Vimos entrar al papá de Antoni, su semblante era angustiante.
—Alejandro, ¿Qué pasa?
—¿Es verdad el mensaje que me llegó? —El señor Alejandro le enseñó el celular a Demian —. ¡Responde! —Exigió.
Ambos nos miramos, luego Demian cruzó mirada con el señor, asintió despacio.
De pronto el señor puso su mano en el pecho, rápidamente Demian lo ayudó a sentarse en el sofá, le aflojó la corbata y le desabrochó un botón de la camisa. Le revisó el pulso.
—¡Llama a la ambulancia! —Me gritó mientras le presionaba el pecho. Llamé de inmediato —. Alejandro, resiste, por favor, no nos hagas esto —Demian como yo estábamos angustiados por el señor Alejandro.
La ambulancia se llevó al señor Alejandro, Demian se fue con él.
—Tranquila, va a estar bien —Me decía Mariely.
—Dios te oiga —Le dije entre sollozos.
—Claro que sí, ten fe —Le dediqué una pequeña sonrisa a virginia —. Aquí estamos para apoyarlos en lo que necesiten.
—Sí, podemos investigar, con algunas personas, tal vez alguien vio algo —Asentí tomando la mano de Mariely.
—Gracias, chicas.
Mariely me abrazó.
Lloré, sentía mucho dolor y angustia por todo esto, pedía a Dios que protegiera al papá de Antoni, deberá estar bien para cuando su hijo saliera libre.
Antoni
Me sentía frustrado porque no era posible que no pudieran descubrir la verdad de que no era un delincuente. Me tallé el rostro con mis manos de forma desesperante.
Solté un frustrante suspiro.
Por más que me preguntaba de qué forma llegó ese maldito paquete a mi carro, no encuentro respuestas. “¿Quién querrá dañarme de esta manera, quién?”. Me preguntaba una y otra vez.
Golpee la pared con mi puño.
—¡Meyer! —Me gritó el oficial que me interrogó. Lo miré con despre —. Mañana serás trasladado a prisión —Lo vi desconcertado con el ceño fruncido.
—¡¿Qué?!
—Es la orden de arriba —Sin más se alejó.
Le comencé a gritar que era un miserable corrupto, ese infeliz no me hizo caso al contrario le ordenó a uno de los guardias que me golpeara.
Abrió la celda y me dio un fuerte golpe en el estómago con su macana, solté un quejido de dolor, mientras me dejaba caer al suelo.
—Malditos miserables —Gruñí con ira.
El oficial me comenzó a golpear en el cuerpo con fuerza con su miserable macana.
Mientras más me quejaba más fuerte me daba.
—Ya basta —Escuché a ese desgraciado.
El hijo de perra, se detuvo.
Pude ver la sonrisa malévola del maldito corrupto, le lancé una rabiosa mirada.
“Malditos miserables, juro que esto no se quedará así”.
Me quejaba mientras me acomodaba en el suelo helado.
Isabella
Llegué al hospital, y Mar corrió a abrazarme en cuanto me vio caminar a.su dirección.
—Mi papi, Bella, no quiero que se muera —Se me partió el corazón al verla destrozada por la salud del señor Alejandro.
—Tranquila, hermosa, tu papi es fuerte, debemos tener fe, ¿Sí?
Sus mejillas estaban bañadas de lágrimas.
La pegué a mi cuerpo y se aferró a el.
Hipaba entre llantos, debía ser fuerte, no podía dejarme caer, su familia me necesitaba y aquí iba a estar para ellos.
—Mar, nena, ¿Qué pasó? ¿Cómo sigue el señor Alejandro?
Marina le dedicó una mala mirada a Stephanie.
—¿Qué haces aquí?
—¿Cómo, qué, qué hago aquí? Vengo a apoyarlos —Mar echó su cabeza hacia atrás cuando estaba a punto de tocar su mejilla.
—No te necesitamos, aquí estamos la familia de mi hermano —Me di cuenta de la forma en la que miró a Mar, no me gustó para nada.
Me miró de pies a cabeza con desprecio, se dio media vuelta y se encaminó hacia la salida.
Esa mujer no me gustaba para nada, hay algo en ella que no me da confianza, eso que vino a apoyar a la familia, no me lo creí, había hipocresía en su voz.