Capítulo 14
Antoni
Estaba revisando unos documentos, cuando escuché que tocaron la puerta de mi oficina, al dar el permiso para qué pasarán, vi a Sally angustiada, me puse de pie de inmediato al ver a unos oficiales entrar a la oficina.
—Señor Meyer, tiene que acompañarnos —dijo uno de ellos con seriedad.
—¿A dónde? ¿Qué pasa? —Pregunté con preocupación.
—Nos informaron que está traficando droga —¡¿Qué?! No es posible, es mentira. No podía creer lo que acababa de escuchar.
—¡Eso es mentira! —Dije molesto.
—Vamos —Uno de los oficiales, me sacó esposado de la oficina, los empleados murmuraban.
—Llama al bufete de Demian y que te comuniquen con él e Isabella —Me apresuré a decirle.
Me subieron a la patrulla y me llevaron a la delegación.
—Ya les dije que yo no tráfico con drogas —Le repetía una y otra vez al comandante. Estaba cansado de esto.
—¿Cómo explica la droga en su auto? —Preguntó el comandante en tono severo.
—¡Ya le dije que no lo sé! —Me exalté.
—Sí, claro —Espetó mirándome de forma fulminante.
Isabella
El resto del día ha estado tranquilo, estaba revisando una demanda de divorcio por infidelidad, este matrimonio tenía un contrato, si uno de los dos era infiel, no recibiría nada del otro.
El señor Henry Ford estaba solicitando una prueba de ADN del pequeño Noah, de dos años.
—Será un juicio difícil —Dije para mí. Suspiré.
La abogada de la señora Ford será mi amiga Sherlyn, es una gran abogada,
Cuando estaba por hacer el documento, para mandarlo a juicio, cuando entró Demian, preocupado.
—¿Qué pasa? —Me levanté de mi asiento de golpe al ver su cara angustiante.
—Están acusando a Antoni de traficar drogas —Soltó con rapidez.
—No, no es verdad —Dije angustiada. Sentía mis piernas flaquear.
—Debemos ir a la delegación, él pidió que fuéramos los dos.
Asentí con rapidez.
Tomé mi celular y mi bolso y salimos de prisa de mi oficina.
—No es posible que lo estén acusando de algo tan grave —Hablé una vez adentro del carro.
—Estoy seguro de que es una trampa, conozco a Antoni de muchos años, es mi hermano —Demian manejaba de prisa mientras hablaba, al igual que yo estaba preocupado por la situación de Antoni —. Vamos a llegar hasta las últimas consecuencias para demostrar su inocencia, y haré caer al responsable —Comentó lleno de ira.
Nunca en el tiempo que llevaba trabajando para él, lo había visto de esa manera. Se veía que Demian quería a Antoni como un hermano.
Llegamos a nuestro destino y nos bajamos rápidamente del vehículo, entramos.
—Somos los abogados de Antoni Meyer —Habló Demian con seriedad.
—Pasen por aquí, está en la sala de interrogación.
Seguimos a la chica.
—Disculpe comandante, están aquí los abogados del señor Meyer —Anuncia la señorita.
Antoni me veía con preocupación, me decía con su mirada que él no tiene nada que ver con lo que lo están acusando. Le di una tranquila mirada.
—Ya estamos aquí —Hablé con seriedad —. Pedimos que nos muestre pruebas de lo que acusan a mi cliente.
—Había esto en la cajuela de su vehículo —Señaló la bolsa de plástico que estaba sobre el escritorio.
—Eso no dice nada, alguien pudo sembrarla ahí para culpar a mi cliente —Declaró Demian con firmeza.
—Así es —Sentencie con la mirada firme hacia el comandante.
—Así que le exijo que deje en libertad a mi cliente —Espetó Demian.
—Hay más pruebas que lo acusan —Demian y yo nos miramos con el ceño fruncido.
—¿De qué habla? —Preguntamos al unísono.
—Están las huellas de su cliente en el paquete de droga —Reí incrédula. El malnacido que está intentando dañar a Antoni lo planeó muy bien —. Es prueba suficiente para llevarlo detenido.
Demian y yo estábamos llenos de rabia, eso no es una prueba suficiente, estoy segura de que este maldito está comprado para dañar a Antoni.
Me burlé —Con esas pruebas no pude retener a mi cliente.
—Mi colega tiene razón.
Demian y yo nos miramos, tratando de mantener la calma.
—Claro que lo es, nos vemos en el juicio — Se alejó el comandante.
Solté un frustrante suspiro.
Crucé mi mirada con Antoni, sentía mis ojos picar por las lágrimas, no era gusto que vaya preso por algo que no culpable.
—Vamos a llegar al fondo de esto, estoy seguro de que está comprado para culpar a un inocente, y lo pagará caro —Sentenció severo Demian.
Llegaron los oficiales y se lo llevaron a los separos, su mirada reflejaba tristeza y rabia.
Moría por correr y abrazarlo, pero debía mantenerme serena, tenía que ser profesional.
—Vamos a sacarte de aquí, te lo juro —Le dije mirándolo a los ojos. Nos tomamos de las manos —. Demostraremos que esto es una infamia y saldrás libre —Antoni me dio una dulce sonrisa.
—Gracias, sé que estoy en las mejores de manos —Nos dimos una última mirada, antes de que se lo llevarán a los separos.
Sentía el corazón acelerado, tenía ganas de llorar de coraje por esta maldita injusticia.
Demian y yo fuimos a casa de los padres de Antoni, debíamos decirles lo que estaba pasando, era mejor que se enterarán por nosotros y no por las r************* .
—Hola —Saludó la muchacha de Montserrat.
—Venimos a ver a los señores —Comenté.
—Claro, adelante —Caminamos detrás de ella, hasta el comedor.
—Buenas tardes —Saludó Demian.
—Demian —Exclamó Mar alegre.
La familia de Antoni lo saludaron con cariño.
—Hija —Me abrazó Montserrat —. Siéntense, ahorita Gabriella les pondrá un lugar.
Nos acomodamos en el comedor.
—Le hablaré a mi hijo para decirle que venga —Demian baja la mano de Montserrat con suavidad.
—Venimos a hablar de él —Su familia lo veían confundidos.
—¿Qué pasa con Antoni? —Cuestionó el señor.
—Lo están acusando de traficar drogas —Expliqué lo más serena posible, tratando de contener mi frustración
—¿Qué estás diciendo? —Montserrat arrugó la frente, su voz fue apacible; sin embargo, noté que no alcanzó a entender lo que he dicho.
—Eso es imposible, mi hermano no hizo nada de eso, es incapaz —dijo Eduardo mirando a su padre.
—Tranquilos, no vamos a permitir que Antoni pise la cárcel —Habló el señor Meyer, manteniendo la calma.
Me sentía mal al ver a la familia de Antoni así, angustiados.
No me di cuenta cuando las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos.