Acepto

1179 Palabras
Capítulo 18 Isabella Las dos semanas se fueron volando, el señor Alejandro ya se encontraba en casa con su familia, Antoni ha venido a verme, entre él, Demian y yo hemos estado trabajando en buscar pruebas para demostrar su inocencia. Demian ya estado más cerca de sus amigos, en una de las ocasiones que se reunieron estuvo Stephanie, Demian me contó que la vio como molesta porque Antoni estaba entre ellos. En un momento comentó que no podía creer como había gente tan mala que inventa infamias para perjudicar a otros, pero que él no creyó cuando le ofreció su apoyo a Antoni, la sintió falsa. Estaba revisando el caso de Henry, ya mañana será el juicio y se sabrá si el pequeño Noah es su hijo, algo me dice que si, mi corazonada no falla. —Hola —Me hago la que no lo escuché, me quitó los documentos de las manos, levanté la mirada fingiendo seriedad, y le pedí que me los devolviera extendiendo la mano. Rio. —Vamos a comer —Lo miré y ahí estaba de nuevo esa estúpida sonrisa, que me encanta. —No puedo, mañana tengo un juicio muy importante y debo estar muy bien preparada —De nuevo rio. —Para vencer a tu amiga debes estar fuerte y bien alimentada —Me guiñó el ojo. Suspiré —. ¿Vamos? —Me esbozó una gran sonrisa. Asentí. Tomé mi bolso del perchero y salimos de la oficina. —Hay algo que debo decirte —dijo de pronto, lo vi con atención esperando que continuara —. El señor Brown sabe lo de mi arresto, estaba de viaje con su esposa y en cuanto llegó ayer se enteró, dijo que va a venir para apoyarme. Lo vi nerviosa. —Tranquila, todo estará bien —Asentí despacio. Observé sus manos encima de las mías, al cruzar mi mirada con la suya vi que me estaba regalando una suave sonrisa. Llegamos al restaurante y Antoni me ayudó con la silla, le agradecí con una sonrisa. Revisamos la carta, sentía su mirada encima de mí, estaba haciendo un esfuerzo para no verlo, pues me ponía nerviosa. —Disculpen, ¿Ya saben que pedirán? —Preguntó el joven. —Sí, voy a querer un ribeye —El joven anotaba el pedido de Antoni. Volteó a verme. —Un salmón, por favor —Asintió y se apresuró a anotar. —En un momento les traigo su orden —Agradecimos moviendo levemente la cabeza hacia delante. Ambos nos mirábamos, le di una pequeña sonrisa, me sentía muy nerviosa, debía controlarme, no podía permitir que me viera así. —Esto es para ti —Se me acercó una hermosa niña de unos cuatro años. Agarré la cajita de regalo y le sonreí tiernamente. La abracé y le deposité un beso en la mejilla. Salió corriendo hacía la salida. La abrí y vi una hermosa pulsera de oro con un dije de corazón blanco, adentro venía una pequeña nota. “¿Te gustaría hacerme el hombre más feliz del mundo aceptándome como tu novio y más adelante como tu prometido?” Att. A. M. Volteé a verlo y tenía una sonrisa dibujada en el rostro, reí sin poder evitarlo. Tomó la pulsera y me la puso claramente delicadeza y al final besó mis nudillos. Estaba muda, mis palabras no salían, solamente lo veía esperando una respuesta, no me esperaba nada de esto, ningún hombre fue así de detallista conmigo. —Este, em —Volví a reír de los nervios, él rio conmigo. —Tranquila, si quieres tomate tu tiempo, no me respondas ahorita —Me esbozó una tierna sonrisa que hizo que me derritiera por dentro. —No tengo nada que pensar —Me miró con una sonrisa iluminada sonreí —. Acepto. Sonrió alegremente y sin dudarlo, besó mis labios, puse ambas manos en sus mejillas, era un beso gentil, tierno. —Me has hecho muy feliz, te prometo que no te vas a arrepentir —Estaba demasiado feliz. Reí de nuevo. —Eso espero. Ambos reímos. Me contó que la pequeña es su sobrina Nía, hija de David, él pidió a la niña para que me diera la sorpresa, lo veía con dulzura cuando me estaba contando. —Se ve que es una niña muy tierra —Expresé con una sonrisa. —Lo es, es la adoración de la familia, su llegada fue un milagro, estaba muy malita de su corazón, pero gracias a Dios está aquí con nosotros. —Gracias a Dios. El resto de la comida platicamos de mí, le conté lo que me gusta y el porqué me decidí por la carrera de derecho. Me sentía bien con él, me transmitaba confianza, algo que hace tiempo no sentía por ningún hombre, después de la ruptura de mi ex. —Eres admirable, no todos hacen lo que hiciste, ponerte entre en medio de tu clienta para defenderla del psicópata de su exmarido —Sonreí. —Si, no iba a dejar que la golpeara, las mujeres también tenemos derecho a decidir por nosotras mismas, somos capaces de todo por salir adelante. Antoni me tomó de ambas manos, me miró con amor. —Cada día te quiero más, me siento orgulloso de ti, sé que lograrás lo que te propongas —Ambos nos sonreímos. Se acercó y besó mis labios. *** —Llegamos —Me abrió la puerta del copiloto y agarró mi mano. —Gracias. Nos volvimos a besar. Entré al despacho luego de darle una última sonrisa. —Ay, parece que alguien está feliz —Reí al escuchar a Mariely. —Sí, algo. Volví a reír. Mis amigas, Virginia, Mariely y yo nos sonreímos. Estábamos reunidos en la sala de juntas con Demian, nos mandó a llamar para organizar la posada, todos estábamos muy contentos, es la mejor época del año, la amo. —Bueno, pues mañana en la noche tendremos la posada en Queens party hall —Anunció Demian. Todos estuvimos felices por la noticia, pues temíamos que el lugar hubiera estado apartado. —Demian, ¿Podremos invitar a nuestras parejas? —Preguntó Ethan. —Claro que si —Mi compañero sonrió feliz. —Bueno, ya que resolvimos lo de la posada, es hora de trabajar, cuéntame Mariely, ¿Cómo vas con el caso del fraude que hubo en la empresa Cuéllar? —Mal, es un caso muy enredoso, pues como sabes hay dos sospechas, la señora Olivia Moore, que fue asistente del señor Cuéllar por varios años, y la señora Bridget Díaz —Demian soltó un leve suspiro. —Cualquier cosa que necesites, nos dices vamos a estar a tu disposición —dijo mirándonos, todos asentimos. Mariely dio un leve asentimiento con la cabeza. Después de escuchar a mis compañeros, Demian se dirigió a mí. —Isabella, ¿Lista para mañana? Asentí. —Estoy segura de que mañana será un gran día, algo me dice que todo saldrá bien. —Así será —Dijeron mis compañeros, nos sonreímos. Amo este lugar, no cabe duda que es el mejor lugar en el que he trabajado.
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