Capítulo 10
Antoni
Isabella y yo nos encontrábamos en mi oficina esperando al señor Brown, de vez en cuando nos mirábamos, se veía que estaba nerviosa por lo que pasó entre nosotros ayer.
Flashback…
—Por favor Isabella, te lo suplico.
—Ya te dije que no, no es no, ¿Entendiste? —Negué
—Pues que mal —Me volvió a abrir la puerta y la cerré de golpe. La acorralé en la puerta, estábamos muy apegados el uno del otro, nuestras respiraciones se encontraban aceleradas, su pecho subía y bajaba de prisa.
Por un momento me perdí en esos labios rosados y delgados, tengo unas ganas de probarlos, sentirlos míos, me morí mi labio inferior.
Al mirar su rostro angelical me di cuenta de que también mis labios, al igual que yo se estaba mordiendo su labio inferior, ese gesto me estaba enriqueciendo, no pudiendo más, la tomé de la nuca y reclame un ardiente beso, Isabella me correspondió, le agarré ambas manos y las alce a la altura de su cabeza, succionamos nuestros labios y los atrapamos con urgencia.
Isabella se separó de mí de a poco y me veía con la respiración acelerada.
—Eso estuvo mal, no fue correcto, no sé qué me pasó —Quería alejarse de mí, pero lo impedí.
—Me correspondiste porque también lo deseabas al igual que yo.
Negaba varias veces.
—No, no y no, vete Antoni, ¡Vete! —Logró separarse de mí y me sacó de su departamento a empujones.
Me quedé un buen rato mirando a la puerta.
Final del flashback…
Isabella
Estar frente a Antoni me hacía sentir incómoda por lo que sucedió ayer en mi casa, nuca debí permitir que me besara de esa manera. Después de que lo saqué de mi casa a empujones, me deje caer en el piso helado, y dejé salir el llanto, no podía estar sintiendo algo por ese hombre, es un mujeriego de lo peor, ya sufrí por mi ex cuando me terminó, y no estaba dispuesta a sufrir y menos por Antoni.
Hoy por la mañana recibí la llamada del señor Smith, para decirme que me esperaba mañana a primera hora, le agradecí, estaba muy feliz, ya no iba a estar desempleada, estaba más tranquila.
Vi el celular y me di el valor para llamarle
Flashback…
—Solamente te hablo para darte las gracias y decirte que te ayudaré únicamente para pagarte por lo que hiciste por mí, después de eso no quiero saber de ti —No le di la oportunidad de hablar porque le colgué.
Enseguida recibí un mensaje de texto
Antoni: Nos vemos en una hora.
Revise el reloj de mi celular y faltaba media hora, me apresure a alistarme y salí rápidamente.
Llegué a la empresa y como siempre había mucho movimiento. Tomé el ascensor, luego de unos minutos sus puertas se abrieron, le piqué para llegar al piso donde se encontraba su oficina.
Saludé a Sally y me devolvió el saludo con una genuina sonrisa.
—Ya estoy aquí…
Actualidad…
Escuchamos la puerta abrirse y vimos al señor Brown con una amplia sonrisa, Antoni y yo nos pusimos de pie para saludarlo.
—Oh, mis queridos novios, qué alegría verlos —Antoni y yo reímos.
—Señor Brown —Lo saludo con un gentil abrazo.
—Qué hermosa —Sonreí por sus palabras, agradecí.
Saludó con un gran abrazo a Antoni. Éste último y yo nos miramos con culpa, solté un discreto suspiro.
Tuve que volver a esbozar una sonrisa, cuando el señor Brown cruzó su mirada con la mía. Los tres nos sonreímos.
Me tuve que sentar a lado de Antoni en la mini sala que tenía en su oficina, el empresario estaba frente a nosotros, sonreía alegre.
Antoni me tenía abrazada de la cintura, intentaba quitar su mano de mi cuerpo disimuladamente, para que no se notara, soltaba una que otra risita nerviosa, el señor frente a nosotros solamente se divertía con nosotros.
—Me encanta ver a jóvenes como ustedes tan enamorados, me hacen recordar a mi juventud, cuando estaba de novio con mi amada Amelie, que amo con el alma.
Le esbozamos una suave sonrisa.
—Me alegra que su matrimonio sea dichoso —Expresó Antoni.
El señor Brown asintió con una gran sonrisa.
—Ustedes también tendrán un matrimonio dichoso, son el uno para el otro, yo nunca me equivoco —Antoni y yo nos vimos y le volvimos a dedicar una sonrisa al empresario, nos regresó el gesto mientras le tomaba a su taza de café.
Después de mi tomarnos nuestros cafés, pasamos al escritorio. El señor Brown abrió su maletín y sacó un sobre amarillo, tomó un bolígrafo y firmó.
—Te toca —Le extendió su bolígrafo, Antoni la tomó y suspiró, se veía feliz, se sonrieron entre ellos, después me dedicó una mirada melancólica, ambos sabíamos que estaba mal lo que estábamos haciendo, pero no tuvimos de otra.
Finalmente, firmó, le iba a regresar la pluma, pero el señor Brown se la regaló, Antoni le agradeció con una cálida sonrisa.
—Bueno, vamos a celebrar, la negociación de la ventana —Propuso el señor Brown.
Antoni y yo nos miramos por un momento, me suplicaba que aceptará, asentí levemente moviendo la cabeza.
Llegamos a un restaurante elegante, Antoni me ayudó con la silla, le agradecí con un pequeño gesto.
El camarero nos tomó la orden y se retiró.
El señor Brown nos platicaba de su familia, tiene cinco hijos, tres hombres y dos mujeres, los tuvieron casi seguidos.
Llegó la botella de vino tinto, la abrió y nos sirvió.
Le di un trago a mi copa, necesitaba relajarme, me sentía muy tensa, la mirada de Antoni encima de mí no ayudaba nada y menos esa estúpida que me dedicaba que la amaba. Volví a tomar de mi copa.
Comimos mientras platicábamos trivialidades.
—Yo ya hablé mucho de mí, ahora quiero escucharlos a ustedes, ¿Cómo nació ese amor tan lindo entre ustedes?
Antoni y yo nos miramos, estaba muerta de nervios, pues no sabía qué decir.
—La conocí una tarde en una cafetería, fue amor a primera vista, y me dispuse a conquistarla, al principio me fue difícil, no me la puso nada fácil —El señor Brown rio con Antoni.
—¿Así que lo hiciste sufrir? —Reí.
—Sí, porque así como lo ve era muy coqueto —Brown volvió a reír.
—Salud por su amor, que nunca muera —Levantamos las copas y chocamos despacio.
Antoni y yo nos dirigimos una mirada, me volvió a sonreír, cada vez que lo hace que mi cuerpo tirite todito, tiene una sonrisa encantadora, el infeliz, ¡Aggghh!