Sean observaba como el pecho de Jade subía y abaja al mismo tiempo que su cuerpo lo hacía. Alzó su mano izquierda para poder tocar el cuello desnudo de la bailarina y comenzó a ejercer un poco de presión en él. Su mirada cambió completamente al escuchar la respiración entre cortada que estaba teniendo su prometida con el paso de los segundos.
— Dime princesita… — Su mano derecha se clavó en la cintura de ella para poder clavarla aún más en él — ¿A quién perteneces?
Jade se mordió el labio por toda la presión que estaba sintiendo en su abdomen bajo, por lo que no pudo responder a la pregunta qué se le hizo. Al no estar contento con la falta de atención que Jade le estaba ofreciendo, Sean se decidió poner ambas manos a la misma altura para penetrarla aún mas fuerte.
— Sean — La castaña
